En el marco del próximo Jubileo de 2025, que tendrá como lema “Peregrinos de la esperanza”, el director de los medios de comunicación vaticanos, Andrea Tornielli, hizo un repaso histórico sobre la tumba del apóstol San Pablo.

“Junto a Pedro, San Pablo es patrono de Roma, que después de haber sido un gran perseguidor de los primeros cristianos, se convirtió y se hizo un extraordinario misionero del Evangelio”, recordó Tornielli.

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“San Pablo, el apóstol de los gentiles, murió decapitado en Roma en el año 67, durante las persecuciones del emperador Nerón. Después del martirio, fue sepultado por una noble matrona romana en la Vía Ostiense”, añadió.

Precisamente sobre la tumba de San Pablo, continúa Tornielli, el emperador romano Constantino ordenó construir una primera basílica (actual San Pablo Extramuros), que en 1823 fue destruída en su totalidad por un gran incendio.

Durante los trabajos de reconstrucción, se descubrió un antiquísimo sarcófago de mármol con una inscripción que lo relacionaba con el “apóstol de los gentiles”, pero quedó cubierto por la nueva basílica.

La iniciativa que permitió el descubrimiento de los restos del apóstol surgió porque muchos peregrinos, durante el Jubileo del año 2000, preguntaban por la ubicación de la tumba y Mons. Marcello Costalunga, entonces administrador pontificio de la basílica, decidió hacer el pedido formal para iniciar los trabajos.

Recién en 2006 se desenterró el sarcófago, y en 2009, al concluir el Año Paulino, Benedicto XVI anunció el descubrimiento de fragmentos óseos de una persona que vivió entre los siglos I y II después de Cristo.

El arqueólogo Giorgio Filippi explicó en 2006 parte del fundamento histórico estos trabajos: “La Crónica del Monasterio menciona un gran sarcófago de mármol descubierto durante la reconstrucción de la basílica después del incendio de 1823, en la zona de la Confesión, bajo dos losas con la inscripción PAVLO APOSTOLO MART[YRI] (Pablo, apóstol y mártir)”.

Después de ubicar cronológicamente los restos encontrados mediante datación por radiocarbono, el Papa Benedicto XVI confirmó que, tal y cómo señala unánimemente la tradición católica, los restos mortales encontrados pertenecen con toda certeza a San Pablo.