Con el deseo de adorar a Jesús Eucaristía, cerca de 9.000 personas se dieron cita el sábado 30 de junio en el Movistar Arena, el coliseo de la capital colombiana que fue sede del concierto de Cielo Abierto, el cual contó con el respaldo de la Arquidiócesis de Bogotá.
El apostolado de Cielo Abierto, iniciado hace 14 años por los esposos mexicanos Pedro González y Cristal Domínguez, estuvo en Bogotá con el lema Tú, al menos, ámame, centrado en el Sagrado Corazón de Jesús.
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Asimismo, se unieron al evento de música y adoración eucarística los cantantes católicos Ana Bolívar (Colombia), Celinés (República Dominicana), Gerson Pérez (España) y el grupo Si7 (Estados Unidos).
Así, la lluvia que cayó el 30 de junio sobre la ciudad no fue obstáculo para que jóvenes y adultos, laicos, sacerdotes y religiosos se congregaran desde las cinco de la tarde para, paulatinamente, ir ocupando los asientos y estar listos para acompañar las canciones y escuchar los testimonios de cada uno de los cantantes.
Cada uno de los testimonios llevó un mensaje de confianza en Cristo, como compartió Celinés al narrar la prueba que tuvo que sobrellevar, de la mano del Señor, para poder concebir a su pequeña hija.
Tres claves para comprender la Eucaristía
El momento central llegó cuando Mons. Germán Medina Acosta, recién nombrado Obispo de Engativá, llevó el Santísimo Sacramento hasta el centro del escenario, en el que se había instalado un monumento para recibir la hostia consagrada.
En silencio, los fieles siguieron la reverencia con la que la Eucaristía fue depositada para comenzar el acto de adoración, repitiendo las palabras del obispo: “Bendito, alabado y adorado sea mi Señor en el Santísimo Sacramento del Altar”.
Luego, cada uno de los cantantes elevó una plegaria al Señor, para manifestarle públicamente su amor.
Antes de la bendición final, Mons. Medina compartió “tres claves para comprender y vivir la Eucaristía”.
La primera, indicó, es que “la Eucaristía es el modo de ser de Jesús”, y por tanto es “la luz que Dios proyecta sobre nosotros”. Por ello, “si queremos vivir el modo de ser de Jesús, escuchemos, meditemos y sobre todo, vivamos su Palabra”.
La segunda clave, señaló, es que “la Eucaristía es comunión, es la pasión de Dios. Para Él nada es imposible en un mundo fragmentado, fracturado”.
En ese sentido, aseguró que con la Eucaristía, Cristo “teje desde dentro de cada uno de nosotros la comunión con Dios Padre y la comunión con todos nosotros como hermanos”.
“Y la tercera clave: la Eucaristía es misión, misión que es salida de nosotros mismos, ser testigos alegres de su Evangelio, de su Buena Noticia”, afirmó.
Finalmente, el prelado retiró la hostia consagrada del monumento y la colocó dentro de la custodia, con la que impartió la bendición a los miles de fieles que se habían congregado en el Movistar Arena.