A un mes del proceso electoral del pasado 2 de junio, la Iglesia Católica hizo un llamado a las autoridades recién electas a “que dirijan sus decisiones y primeras acciones” a cuatro objetivos clave.
Claudia Sheinbaum, la candidata de la alianza Sigamos Haciendo Historia —que reúne a los grupos políticos Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Partido del Trabajo (PT), y Partido Verde Ecologista de México (PVEM)— fue la ganadora de las elecciones presidenciales, y asumirá el cargo el 1 de octubre de este año.
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Asimismo, MORENA y sus partidos aliados gobernarán 23 de los 32 estados del país y además tendrán la mayoría en el Congreso de la Unión, en órgano legislativo bicameral federal de México.
A través de un comunicado difundido este 2 de julio, la Conferencia del Episcopado Mexicano reflexionó sobre la realidad nacional tras los cambios surgidos a raíz de los resultados de las votaciones, y exhortó a todos los políticos elegidos a enfocarse en cuatro prioridades específicas.
Se trata, indicaron los obispos, de “la construcción de la unidad nacional”, así como de “la inclusión de todos en el proyecto de nación democrática que tenemos desde hace décadas”. Los prelados señalaron también la importancia del “fortalecimiento y autonomía de los tres poderes del Estado con todas sus instituciones”, para luego pedir “la vigencia plena del Estado de Derecho, en el respeto a los derechos humanos fundamentales”.
Por otro lado, los obispos pidieron a los mexicanos “ir más allá de la contienda electoral” y sus resultados, para despertar la conciencia “de que el futuro de nuestro país necesita de todos”.
Reconocieron que, aunque “muchos ciudadanos podrán sentirse satisfechos” por los resultados electorales, actualmente hay otro sector de la población que podría experimentar “frustración”. Los prelados mexicanos invitaron a ambos grupos a tener “respeto para construir juntos nuestro futuro”, pues “unos y otros formamos el mismo país”.
“Que no prevalezca el sentimiento de vencedores o vencidos, sino el de ciudadanos de la misma patria que debemos construir con el talento de todos, sin exclusión. México debe ser tierra de libertad y oportunidades para todos, en un ambiente de justicia y paz que todos anhelamos”, expresaron los obispos.
El Episcopado alentó a que en este momento de cambio se tenga “como prioridad el bien común”, con la intención de “superar la desigualdad social y la pobreza”.
Además, invitaron a todos los fieles católicos a “orar por quienes asumen la responsabilidad de gobernar. Que Dios les conceda sabiduría para promover la unidad, la justicia y el bien común, respetando el valor de cada persona en nuestra sociedad”.
Finalmente, confiaron el futuro de México al amor de Santa María de Guadalupe, encomendando a su intercesión maternal el destino del país: “Que la fe guadalupana inspire a todos los mexicanos a construir juntos un país más justo y fraterno, caminando unidos bajo su manto protector hacia el destino luminoso que Dios sueña para nuestra nación”.