Cada 1 de julio, en Estados Unidos se conmemora a San Junípero Serra, un fraile franciscano del siglo XVIII que lideró muchas de las misiones evangelizadoras más importantes en América del Norte cuando aún no estaba constituida como la conocemos hoy.
Las “misiones” eran poblados fundados y organizados por diversas órdenes religiosas provenientes de Europa, animadas por un afán evangelizador.
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En 1749, acompañado de veinte misioneros franciscanos, partió hacia el Virreinato de la Nueva España (que abarcaba el actual México y parte de lo que hoy es el sur de Estados Unidos) para esta labor.
San Junípero Serra no sólo es considerado un pionero en la evangelización, sino que también figura en la lista de los grandes exploradores del continente.
Junípero no era su nombre
De acuerdo al sitio web de California Missions Foundation, organización establecida para preservar y proteger las misiones, Junípero Serra tomó su nombre en honor a Fray Junípero, un compañero de San Francisco de Asís. El nombre que se le dio en su bautizo fue Miguel José Serra Ferrer.
Su legado como es educador
Antes de convertirse en misionero, Serra fue un académico destacado. Obtuvo un doctorado en teología y enseñó Filosofía en el convento de San Francisco de Palma de Mallorca entre 1740 y 1743. Posteriormente, ocupó la cátedra de Teología Escotista en la Universidad Luliana en Mallorca.
Fundador de misiones
San Junípero fundó nueve de las veintiún misiones en California, incluyendo San Diego de Alcalá y San Francisco de Asís. Estas misiones fueron fundamentales para el desarrollo de la región y muchas se transformaron en ciudades importantes de la costa oeste de Estados Unidos.
Defensor de los indígenas
En su sitio web, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), destaca que el santo aprendió la lengua otomí y utilizó métodos visuales para enseñar religión. También defendió los derechos de los indígenas contra los colonos no nativos en una prolongada disputa sobre el valle de Tancama.
Gran caminante a pesar de sus lesiones
La USCCB indica que después de llegar a Veracruz (México), en 1749, caminó más de 400 kilómetros hasta la Ciudad de México. Durante este viaje, sufrió una lesión en el pie que lo afectó el resto de su vida, pero no le impidió viajar por la costa de California fundando misiones.
Su viaje a pie más largo fue desde San Diego hasta la antigua Ciudad de México, una distancia de más de 2.700 kilómetros.
Lema Inspirador
Según la Misión San Carlos Borromeo de Carmelo, mantenía el lema “¡Siempre adelante!”, que representaba su manera de “continuar experimentando la alegría del Evangelio”.
Predicador fervoroso
En México, se hizo famoso como un predicador fervoroso y efectivo. Utilizaba métodos extraordinarios para mover a la gente a la penitencia, como golpearse el pecho con una piedra o pasarse una antorcha encendida en el pecho desnudo.