El Ministro General de la Orden de los Frailes Menores, Fray Massimo Fusarelli OFM, pidió a las ex monjas clarisas de Belorado dejar de usar el tradicional “hábito de San Francisco y Santa Clara”, luego de decretarse su excomunión y expulsión de la vida consagrada.
En un comunicado publicado en el sitio web de los franciscanos, con fecha 24 de junio, y dirigido a la Presidenta de la Federación de Hermanas Clarisas de Aránzazu, el superior general señaló que este “es un momento muy triste y yo mismo siento su gravedad y su peso. Comparto su desconcierto y dolor, y siento que para toda nuestra Orden es un momento que nos obliga a orar y reflexionar”.
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“En primer lugar, con la oración queremos acompañar a estas hermanas que han optado por abandonar la Iglesia Católica, que han caído en una lectura distorsionada y gravemente engañosa de los últimos setenta años de vida de la Iglesia”, resaltó.
“Ahora, las 10 hermanas ya no son Clarisas ni religiosas y sería conveniente que dejaran el hábito de San Francisco y Santa Clara, aun así, no creo que lo hagan”, subrayó el Ministro general franciscano.
“Debemos dejar claro a todos que ya no son Clarisas, aunque las puertas de nuestros corazones y de nuestra familia siguen abiertas para ellas”, precisó.
¿Qué pasó con las ex monjas clarisas de Belorado?
El 13 de mayo de 2024, la comunidad de hermanas clarisas de los Monasterios de Belorado y Orduña, respectivamente en la Archidiócesis de Burgos y la Diócesis de Vitoria (España), publicaron un manifiesto y una carta en los que anunciaban que abandonaban la Iglesia Católica para ponerse bajo la autoridad del falso obispo excomulgado Pablo de Rojas.
A fines de mayo, el Vaticano nombró al Arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, Comisario Pontificio. Cuando este comenzó a tomar medidas, las monjas decidieron llevar el tema a la justicia civil, donde se encuentra ahora.
A inicios de junio, el Arzobispado de Burgos comunicó de manera formal a las monjas que debían comparecer ante el Tribunal Eclesiástico de Burgos para responder por el delito de cisma, tipificado en el canon 751 del Código de Derecho Canónico y castigado con la pena de excomunión.
El plazo venció el viernes 21 de junio de 2024 y ese día las religiosas reiteraron su voluntad de separarse de la Iglesia Católica.
El Código de Derecho Canónico precisa que el cisma es “el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos”. La pena de este delito es la excomunión, la más severa que existe en la Iglesia Católica.
El 22 de junio, la Archidiócesis de Burgos decretó la pena de excomunión y de expulsión para las ahora 10 ex monjas clarisas cismáticas. El lunes 24 las instó a dejar el monasterio de Belorado, y el día 26 les recordó que no son las legítimas poseedoras del mismo.