En el rezo del Ángelus de este sábado, el Papa Francisco reflexionó ante cientos de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro sobre el significado de la autoridad en la Iglesia Católica y la importancia de la humildad y el servicio al prójimo.

Durante su mensaje, en el día que la Iglesia celebra la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco recordó las palabras de Jesús a Simón Pedro: “A ti te daré las llaves del Reino de los cielos” (Mt 16,19). Explicó que estas llaves simbolizan “el ministerio de autoridad que Jesús le confió al servicio de toda la Iglesia”.

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Además, subrayó que “la autoridad es un servicio, y una autoridad que no es servicio es dictadura”.

El Papa destacó la importancia de entender correctamente el significado de las “llaves” otorgadas por Cristo a Simón Pedro. No son “las llaves de una caja fuerte”, sino de un Reino que es como “un pequeño semilla, una perla preciosa, un tesoro escondido, un puñado de levadura”. Este Reino, agregó, se alcanza “cultivando virtudes como la paciencia, la atención, la constancia, la humildad, el servicio”.

La misión de Pedro, según el Pontífice, no fue la de “cerrar las puertas de la casa, permitiendo el acceso solo a unos pocos invitados seleccionados, sino ayudar a todos a encontrar el camino para entrar, en la fidelidad al Evangelio de Jesús”.

“Todos, todos, todos pueden entrar”, acotó.

Asimismo, Francisco afirmó que Pedro vivió esta misión “fielmente, hasta el martirio”, y que recibió la misión de ser el primer Papa “no porque era perfecto –no, era un pecador–, sino porque era humilde, honesto y el Padre le había dado una fe sincera”.

El Santo Padre invitó a todos a reflexionar: “¿Yo cultivo el deseo de entrar, con la gracia de Dios, en su Reino, y de ser, con su ayuda, custodio acogedor también para los demás?”, preguntó.

Después del Ángelus, el Papa Francisco expresó su deseo de que su saludo y oración llegaran a todos los habitantes de Roma, “especialmente las familias que más sufren; los ancianos, los más solos; los enfermos, los encarcelados, y aquellos que por diversos motivos están en dificultad”.

También manifestó su dolor por quienes sufren a causa de la guerra y agradeció a Dios por la liberación de dos sacerdotes greco-católicos.

El Papa Francisco concluyó su mensaje pidiendo a todos que no se olviden de rezar por él: “Les deseo a todos una buena fiesta. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!”.