El arzobispo Carlo María Viganò dijo este viernes 28 de junio que no acudirá a la citación del Vaticano para afrontar el cargo del delito de cisma, y reiteró su afirmación de que el Papa Francisco no es el Papa legítimo de la Iglesia Católica.

El prelado había revelado anteriormente que recibió un correo electrónico del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, informándole de un juicio en su contra. El plazo para que Viganò se presentara ante el Vaticano expiró hoy.

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El exnuncio apostólico en Estados Unidos —que fue noticia en 2018 por asegurar que altos funcionarios de la Iglesia encubrieron los abusos cometidos por el ex cardenal Theodore McCarrick— ha rechazado repetidamente la autoridad del Papa Francisco desde entonces y le  ha pedido que renuncie.

En una extensa declaración compartida en redes sociales este 28 de junio, Viganò acusó al Papa Francisco de “herejía y cisma” por su promoción de las vacunas COVID-19 y su supervisión del acuerdo de 2018 entre el Vaticano y China para el nombramiento de obispos en el país asiático.

También dijo que no tiene “ningún motivo para considerarme separado de la comunión con la Santa Iglesia y con el papado, al que siempre he servido con filial devoción y fidelidad”.

“Sostengo que los errores y herejías a los que [Francisco] se adhirió antes, durante y después de su elección, junto con la intención que tenía en su aparente aceptación del papado, hacen que su elevación al trono sea nula y sin efecto”, escribió Viganò. 

Viganò, que había estado escondido durante años, anunció en redes sociales el 20 de junio que había sido citado a Roma para responder a cargos formales del delito de cisma. 

El cisma es un delito definido en el Código de Derecho Canónico como “el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos”, mientras que la herejía es “la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma”.

Los cargos específicos contra Viganò, según un documento que él mismo publicó, implican realizar declaraciones públicas que supuestamente niegan los elementos fundamentales necesarios para mantener la comunión con la Iglesia Católica.

Esto incluye negar la legitimidad del Papa Francisco como pontífice y el rechazo total de las doctrinas establecidas durante el Concilio Vaticano II.

El Concilio Vaticano II fue el evento eclesial más importante del siglo XX. Impulsado por San Juan XXIII, tenía como objetivo actualizar el modo en que la Iglesia Católica debía situarse ante el mundo moderno. Comenzó en 1962 y se dividió en cuatro etapas, que concluyeron en 1965, siendo Papa San Pablo VI.

Viganò había dicho previamente en una declaración del 21 de junio que no tenía “ninguna intención de someterme a un juicio espectáculo”, añadiendo que no había enviado ningún material en su defensa al dicasterio, “cuya autoridad no reconozco, ni la de su prefecto, ni la de la persona que lo nombró”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA