Desde el próximo 7 de julio, los fieles de la Arquidiócesis de Bogotá (Colombia) contarán con una nueva basílica menor, gracias a la decisión del Papa Francisco de conceder este título a la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

La ceremonia de elevación será presidida por el Arzobispo de Bogotá, Cardenal Luis José Rueda Aparicio, a las 18:00 horas (hora local), y contará con la presencia de sacerdotes, fieles y especialmente de los frailes de la Orden de Predicadores, congregación que administra el templo ubicado en el barrio de Chapinero.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

La construcción de la iglesia de estilo gótico neoclásico−florido comenzó en 1919 y fue erigida como parroquia el 20 de agosto de 1948. La edificación fue culminada en 1959 y el templo fue inaugurado en 1959.

En la parte central de su fachada destacan las esculturas de la Virgen María con San Andrés y San Antonio, replicando el cuadro de Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia.

En declaraciones al noticiero Nuevo Rumbo, de la Arquidiócesis de Bogotá, el párroco fray Jorge Israel Gómez Otálora relató que su predecesor presentó al Cardenal Rueda la solicitud para que el Vaticano elevara el templo a la dignidad de basílica menor, “por lo significativo que es para Bogotá”.

El decreto de aprobación fue recibido en la Cancillería de la Arquidiócesis de Bogotá el 16 de noviembre del 2013.

El sacerdote explicó que entre los requisitos que se tuvo que cumplir están ser “una construcción bastante representativa en la ciudad” y ser “centro de peregrinación de los fieles para la arquidiócesis”.

Con la elevación a basílica menor, ahora “será necesario la asignación de un equipo de frailes que asuman, a semejanza del Santuario Mariano en Chiquinquirá, la responsabilidad de atención permanente a nivel de los sacramentos que deben acompañar continuamente la basílica”.

Además, el Arzobispo de Bogotá deberá nombrar a uno de los presbíteros “confesor penitenciario”.