En la mañana de este viernes 28 de junio, el Papa Francisco recibió en audiencia a una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en el marco de la fiesta de San Pedro y San Pablo que se celebra el sábado 29 de junio.
Para el Santo Padre, esta visita, así como el envío de una delegación desde el Vaticano por la fiesta de San Andrés, “ofrecen la oportunidad de experimentar la alegría del encuentro fraterno y testimoniar los profundos lazos que unen a las Iglesias hermanas de Roma y Constantinopla”.
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Además, afirmó que estos actos se llevan a cabo “con la firme voluntad de avanzar juntos hacia el restablecimiento de la unidad a la que sólo el Espíritu Santo puede guiarnos, la de la comunión en la legítima diversidad”.
A continuación, el Pontífice recordó que en mayo de 2014, “el Patriarca Ecuménico Su Santidad Bartolomé y yo fuimos a peregrinos a Jerusalén, para conmemorar el 50 aniversario de aquel acontecimiento histórico”.
Fue allí, destacó el Santo Padre, donde nuestro Señor Jesucristo “murió, resucitó y ascendió a los cielos, y donde el Espíritu Santo se derramó por primera vez sobre los discípulos, donde reafirmamos nuestro compromiso de seguir caminando juntos hacia la unidad por la que Cristo el Señor rogó al Padre, que todos sean uno”.
Aseguró que aún, 10 años más tarde, mantiene “vivo y agradecido el recuerdo de aquella peregrinación” y reiteró que el diálogo entre católicos y ortodoxos “no comporta ningún riesgo para la integridad de la fe; al contrario, es una exigencia que brota de la fidelidad al Señor y nos conduce a la verdad completa, a través de un intercambio de dones, bajo la guía del Espíritu Santo”.
La urgencia de rezar por la paz en Tierra Santa
Más tarde, posó su mirada en la dramática situación actual en Tierra Santa, que “nos muestra de modo trágico la necesidad y la urgencia de rezar juntos por la paz, para que esta guerra termine, los Jefes de las Naciones y las partes en conflicto encuentren de nuevo el camino de la concordia y todos se reconozcan como hermanos”.
También mostró su anhelo de paz en la “martirizada” Ucrania, al mismo tiempo que resaltó que “una época en la que tantos hombres y mujeres son prisioneros del miedo al futuro, la Iglesia tiene la misión de anunciar a Jesucristo, nuestra esperanza”.
Posible viaje a Nicea en 2025
Más tarde, les invitó a apoyar con su oración los frutos del Jubileo de la Esperanza 2025, que “marcará también el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea”.
“Espero que el recuerdo de este importantísimo acontecimiento aumente en todos los creyentes en Cristo Señor la voluntad de testimoniar juntos la fe y el anhelo de una mayor comunión”, expresó.
Además, agradeció a Su Santidad Bartolomé por haberle invitado a celebrarlo a Nicea. “Es un viaje que quiero hacer, de corazón”, señaló.
“Confiemos nuestras Iglesias a la intercesión de los santos hermanos Pedro y Andrés, para que el Señor nos conceda caminar por la senda que Él nos indica, que es siempre la senda del amor, de la reconciliación y de la misericordia”, dijo por último el Papa Francisco.