Con motivo del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se conmemora cada 26 de junio, la Iglesia Católica en México pidió un país “libre de las cadenas del narcotráfico y sus devastadoras consecuencias”.

A través de un comunicado compartido el 25 de junio, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) elevó “su voz en oración y reflexión sobre esta realidad que desafía profundamente a nuestra nación y a todo el continente”.

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Tráfico de drogas

En este documento, los obispos lamentaron que el tráfico de drogas haya impactado “severamente nuestro país, afectando el tejido social y la seguridad de todos los mexicanos”.

En su informe anual de 2023, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas, encargada de vigilar el comercio de drogas y el dinero generado por su venta, informó que “si bien las tasas de homicidio intencional en el país han disminuido ligeramente en los últimos años, la tasa de homicidios sigue estando entre las más altas del mundo”.

“La fabricación y el tráfico ilícito de drogas por cárteles y grupos delictivos siguen contribuyendo a la existencia de altos niveles de violencia en México, en particular homicidios”, resaltó el reporte.

Ante esta realidad, la CEM indicó que “estamos llamados a una respuesta colectiva y decidida”. Aprovechando la coyuntura de “renovación”, luego del proceso electoral más grande en la historia del país, en el que se eligieron nuevos liderazgos políticos, “se nos presenta la valiosa oportunidad de fortalecer los cimientos de nuestra nación”. 

Por ello, los obispos exhortaron a las autoridades, así como a los miembros de la sociedad civil, a “entablar un diálogo constructivo y a trabajar conjuntamente”. 

“Esta paz tan anhelada requiere el esfuerzo conjunto de toda la sociedad para hacerle frente al narcotráfico”, señaló la CEM. 

Los obispos advirtieron que sólo “mediante un esfuerzo coordinado y un compromiso compartido podremos abordar eficazmente esta problemática que ha causado tanto dolor en nuestro país, incluyendo la trágica pérdida de vidas”.

Asimismo, invitaron a todas las personas a tener “espíritu de apertura y respeto” sobre el tema de las drogas, para así poder “desarrollar estrategias integrales que fortalezcan el tejido social, promuevan la cultura de la legalidad y ofrezcan alternativas viables a nuestros jóvenes”. 

“La lucha contra el narcotráfico requiere un enfoque integral que fortalezca nuestras instituciones, fomente una cultura de legalidad y cree oportunidades de desarrollo para todos los mexicanos, especialmente para nuestros jóvenes”, indicó el mensaje.

Consumo de drogas

Los obispos mexicanos también expresaron su preocupación por “el aumento en el consumo de drogas, especialmente entre nuestros jóvenes”. 

“Esta situación nos invita a reflexionar profundamente sobre el valor de la vida, nuestra responsabilidad comunitaria y el verdadero significado de la libertad y la realización personal”, señaló el comunicado. 

El Observatorio Mexicano de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONSAMA) informó en 2023 que México atraviesa una “transición epidemiológica en cuanto a la demanda de atención por uso de metanfetaminas”.

De acuerdo al reporte de CONSAMA, de 2017 a 2022 el consumo de anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico creció en 218%. Para 2022 esas sustancias fueron las que más requirieron tratamiento, representando un 46,2 % de los casos. Le siguieron el alcohol, que representó el 24,6% de los atendidos; y la marihuana o cannabis, que sumó el 13,3%.

Respecto a “drogas emergentes”, como es el caso del fentanilo, se ha registrado un crecimiento importante desde 2018: “los principales focos de consumo se encuentran en las ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua, y San Luis Río Colorado, Sonora”.

En su comunicado, los obispos mexicanos recordaron que “cada vida es un regalo precioso de Dios, lleno de potencial y propósito”, e indicaron que su consumo no sólo perjudica la salud individual “sino que también impacta a nuestras familias y comunidades, con repercusiones en nuestro entorno social y ambiental”. 

Además, señalaron que la aparente libertad que simulan ofrecer las drogas “se convierte en un obstáculo para el crecimiento y la realización personal de nuestros jóvenes”.

Los obispos exhortaron a formar “una comunidad de apoyo y esperanza, donde cada persona pueda descubrir su valor único y alcanzar su máximo potencial”. Este desafío, dijeron, “impulsa a fortalecer nuestros lazos de solidaridad y cuidado mutuo, acompañando a nuestros jóvenes en el descubrimiento de caminos auténticos hacia la plenitud y el sentido de la vida”.

Además, los prelados mexicanos se comprometieron “a servir a la vida, tendiendo puentes de diálogo y colaboración”, con la intención de “edificar una nación donde cada mexicano pueda vivir con dignidad y esperanza, libres de la influencia del narcotráfico y la adicción”.