Organizada por Cáritas Argentina, este martes 25 de junio se llevó a cabo la conferencia “Estado o narcotráfico: valor de la integración sociourbana en los barrios populares”.
La actividad tuvo lugar en el barrio IAPI, del partido bonaerense de Quilmes, y contó con la presencia de diversos actores del ámbito social y político.
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En vísperas del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, la conferencia persiguió el propósito de reflexionar acerca del presente y el futuro de los barrios populares de Argentina, ante el avance del narcotráfico.
En ese marco, se presentó un panel de expositores conformado por Mons. Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina; Mons. Carlos Tissera, Obispo de Quilmes y Presidente de Cáritas Argentina; y Mons. Gustavo Carrara Obispo Auxiliar de Buenos Aires y vicepresidente de Cáritas Argentina.
Completaron la mesa Mario Quintana, exsecretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete de Ministros; Sebastián Welisiejko, exsecretario de Integración Socio Urbana de la Nación; Fernanda Miño, exsecretaria de Integración Socio Urbana de la Nación; y Juan Maquieyra, director Ejecutivo de la organización TECHO.
Los ponentes hicieron hincapié en la importancia de una presencia inteligente del Estado y de la existencia de consensos, el diálogo entre los distintos sectores y el protagonismo de la comunidad.
En ese sentido, coincidieron en la necesidad de políticas públicas que avancen en la integración sociourbana de los más de 6.400 barrios populares donde habitan alrededor de 7 millones de personas.
Mons. Tissera comenzó su intervención lamentando que después de tanto tiempo, “desde el conurbano profundo seguimos diciendo ‘acá lo que abunda es la necesidad’. Por eso convocamos a todas las personas de buen corazón a trabajar en este sentido. A mirar dónde está la necesidad”.
Mons. Ojea, por su parte, consideró “imperioso, cuidando todos los mecanismos que hacen a la transparencia, que el Estado se encuentre en nuestros barrios. De lo contrario, nos entregamos al narcotráfico”.
A su turno, Sebastián Welisiejko advirtió que la desintegración urbana “es la manifestación de la desigualdad”.
“Antes se hablaba de erradicación. Hoy se habla de integración. Reivindicar el encuentro saliendo al encuentro de otros”, subrayó.
Mario Quintana dirigió su mirada a la realidad actual y apuntó a las prioridades del gobierno: "Nos importa que no haya inflación, nos importa que no haya déficit fiscal. Ahora, nos importan también estos problemas. Y no se soluciona sacando los recursos a los que menos tienen. Tenemos que hacer la integración urbana porque es una de las decisiones más inteligentes”.
Fernanda Miño también alertó sobre los peligros de la “retracción” del Estado en los barrios, donde “las personas que quedan sin trabajo quedan a merced de estas organizaciones [de narcotraficantes]”.
“Pedimos que vuelva esta política en donde no hacíamos diferenciación de partidos ni de ideas para resolver los problemas de los vecinos y vecinas de nuestros barrios", expresó.
Finalmente, Mons. Gustavo Carrara retomó el concepto de integración y pidió que los vecinos de los barrios estén “sentados en la mesa de las decisiones” para compartir “cómo quieren vivir, qué es lo que anhelan”.
El prelado consideró una buena idea “hacer dialogar la macroeconomía con las ideas concretas de un barrio popular”, porque “no se puede recortar por los más pobres”, advirtió. “Eso, desde el punto de vista cristiano, es un pecado”, sostuvo.