El culto demoniaco del llamado “angelito negro” ha tenido un crecimiento en Ciudad de México, especialmente en el mundo del crimen organizado. Al respecto, un conocido sacerdote mexicano advierte: “este tipo de prácticas son un pecado gravísimo”.

Reportes de medios mexicanos dan cuenta de que la policía capitalina ha encontrado altares y objetos relacionados a “angelito negro”, así como a otros cultos satánicos como el de la llamada “Santa Muerte”, al intervenir en casas y bases de delincuentes. Su imagen es la de un pequeño demonio de rostro negro y con prominentes cuernos, sentado sobre una especie de trono. Sus fanáticos aseguran que se trata del propio Lucifer.

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“El demonio los convierte en sus instrumentos de violencia, muerte y destrucción”

El P. Hugo Valdemar, sacerdote que hasta hace pocos años fue canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, por lo que tuvo a su cargo absolver pecados muy graves como las profanaciones, señaló que quienes caen en las garras de cultos satánicos “piensan ingenuamente que que el diablo no tiene exigencias, que pueden hacer lo que quieran, actuar con impunidad y no les pasará nada porque él los protege”.

“Además, piensan que pueden usar al demonio para alcanzar sus fines, pero lo que no se dan cuenta en su ceguera espiritual es que es al revés, el demonio los convierte en sus instrumentos de violencia, muerte y destrucción, y al final los hará pagar un precio altísimo: su destrucción y condenación eterna”.

Para el P. Valdemar, para los delincuentes es tentador caer en estas prácticas, pues “el demonio no les exige conversión, y los criminales se sienten justificados de sus atrocidades. Pero al final se enfrentarán a la justicia divina y pagarán sus maldades”.

El sacerdote mexicano, hoy párroco de la parroquia San Isidro Labrador, advirtió que “quien no vive en gracia de Dios, vive en pecado grave y está alejado de los sacramentos es muy vulnerable a este tipo de rituales satánicos”.

Como canónigo penitenciario, recordó, en la Catedral Metropolitana de México recibía a “muchas personas con gravísimas afectaciones causadas por hechizos, maleficios y brujerías, que tenía que remitir a los exorcistas. El mal que se hace a través de la brujería es real y puede llevar a las personas hasta la muerte”.

“Una buena labor”: Advertir a quienes caen en estas prácticas

El P. Valdemar destacó que “este tipo de prácticas son un pecado gravísimo” que tarde o temprano “afectará a quienes las practican, son un bumerán”.

Para el sacerdote, “una buena labor” que pueden realizar los fieles católicos, “sería advertir a las personas que realizan estas prácticas del grave peligro en el que están, y de que exponen su alma a la condenación eterna”.