Este jueves, Día Mundial del Refugiado 2024, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) hizo un llamado a los católicos del mundo a ofrecer compasión, apoyo y solidaridad a quienes son desplazados a la fuerza de sus hogares.

“En el Día Mundial del Refugiado, reflexionamos sobre la urgente necesidad de promover la dignidad y los derechos de los refugiados, así como las contribuciones positivas que hacen a nuestras comunidades”, subrayó este 20 de junio Mons. Mark J. Seitz, Obispo de El Paso, en la frontera de Estados Unidos con México, y presidente del Comité de Migración de la USCCB.

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Este evento anual no sólo recuerda la difícil situación de los refugiados, sino que también destaca la importancia de mecanismos de protección como el Programa de Admisión de Refugiados de los Estados Unidos (USRAP), que para finales de este 2024, estima admitir un total de 125.000 personas, una cifra que no se había logrado en los últimos 30 años.

En junio de este año, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicó el último informe de Tendencias Globales, que reveló que había 117.3 millones de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo debido a persecuciones, conflictos, violencia, violaciones de derechos humanos y otras circunstancias hacia finales de 2023.

Asimismo, el estudio señala que, en todo el mundo, 1 de cada 69 personas —1,5% de la población mundial— ha sido forzado a abandonar su lugar de origen, una cifra que casi duplica la de hace una década (1 de cada 125 personas desplazadas).

Durante más de 50 años, el Departamento de Servicios de Migración y Refugiados (MRS) de la USCCB, ha venido colaborando estrechamente con el gobierno estadounidense y otras nueve agencias nacionales de reasentamiento para facilitar la integración de los refugiados en la sociedad local.

“En estos esfuerzos”, declaró el Obispo Seitz, “somos testigos de la resiliencia de los refugiados y reconocemos en ellos una esperanza de una nueva vida, que resuena en el corazón de cada cristiano”.

“Como católicos, el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia nos llaman a abrazar a nuestros hermanos y hermanas que huyen para salvar sus vidas, ofreciéndoles compasión, apoyo y solidaridad. Durante generaciones, los católicos de todo Estados Unidos han encarnado esto a través de su compromiso con el reasentamiento de refugiados”, agregó.

Finalmente, instó a que esta obra de acogida, el MRS, “siga inspirando en nosotros una conciencia más profunda de nuestro propio viaje hacia la vida eterna”.

Desde la aprobación de la Ley de Refugiados en 1980, Estados Unidos ha admitido a más de 3 millones de personas refugiadas.