El Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea, explicó las motivaciones para celebrar una Misa en reconocimiento a las mujeres que sostienen los comedores populares en Argentina.
La convocatoria se titula “Madres de la Patria”, y la Misa se celebrará el próximo miércoles 19 de junio a las 11:00 horas en el Santuario Virgen de Caacupé, en la localidad bonaerense de Ciudad Evita.
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Asistirán como concelebrantes Mons. Jorge Vázquez, Obispo de Morón; Mons. Eduardo García, de San Justo; Mons. Jorge Torres Carbonell, Obispo de Gregorio de Laferrere; Mons. Marcelo Margni, de Avellaneda-Lanús; Mons. Juan José Chaparro, Obispo de Merlo-Moreno y su auxiliar, Mons Oscar Miñarro; y Mons. Gustavo Carrara, Obispo Auxiliar y Vicario General de Buenos Aires.
En el contexto económico que atraviesa el país, donde según el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina, más del 55% de los argentinos son pobres y casi el 18% es indigente, la celebración pretende honrar el rol de estas mujeres como sostén de las comunidades más necesitadas en todo el país.
Esta propuesta del Episcopado llega poco tiempo después de que el drama del hambre ocupara la primera plana de la opinión pública, luego de que se conociera que el Ministerio de Capital Humano, dependiente del Gobierno de la Nación, mantenía almacenadas toneladas de alimentos que debían ser entregados a los pobres, y que estaban próximos a vencerse.
Según explicaron desde el Ministerio a Infobae, el motivo por el que no se entregaban era la intención de hacerlo directamente a los beneficiarios, sin intermediarios, ante la presunción de que “detrás de los alimentos hay un negociado enorme de las organizaciones sociales y de los militantes del hambre, con la participación de ex funcionarios del gobierno anterior”.
Al reivindicar la labor de las mujeres que trabajan en los comedores, Mons. Ojea explicó a ADN Celam que “muchas veces, cuando la comida no alcanza, ellas son agredidas de alguna manera por gente que piensa que no dan la comida que supuestamente tienen o que guardan”.
En ese sentido, el presidente del Episcopado marcó un contraste entre la violencia que se vive en los barrios y “la preocupación que ellas tienen para que la comida alcance, para que los chicos tengan la suficiente cantidad de proteínas en la alimentación”, y destacó la función “tan maternal como es el dar de comer” que ellas ejercen.
Consultado sobre el vínculo de la Iglesia con los organismos estatales del área social, el obispo respondió: "Cáritas Argentina comenzó con un diálogo importante con el Ministerio de Capital Humano, acerca de los comedores que estaban dirigidos por esa institución; en esto llegamos rápidamente a un acuerdo, lo mismo que sabemos de los comedores que están dirigidos por hermanos nuestros evangélicos".
"Sin embargo, luego, el Ministerio marcó la necesidad de que fueran auditados los comedores que realmente habían sido, a su entender, manejados políticamente, con comida que no se daba o con hechos ilícitos", relató.
"Nosotros estamos totalmente de acuerdo con que no se puede lucrar con el hambre de los pobres, que no se puede usar políticamente el dar de comer, pero pensamos que esa auditoría debe hacerse en el terreno mismo, porque sino se discontinúa la entrega de alimentos", consideró Mons. Ojea.
"Es como querer arrancar la cizaña rápido y no esperar el tiempo indicado para que no se toque también el trigo. Pensamos que la estructura que existía en los comedores, de alguna manera, tiene que respetarse, para que el alimento pueda llegar; y, al mismo tiempo, hacer en el campo mismo la auditoría que se necesite hacer, porque la transparencia en este punto es muy importante", sostuvo.
Finalmente, refiriéndose a las mujeres que hacen posible día a día el funcionamiento de los comedores, expresó: “La paz es un don pero también es una tarea que se va construyendo todos los días. Y en eso las mujeres en los barrios nos llevan la delantera: son verdaderas constructoras de la paz”.
“Con enorme gusto bendeciremos esas manos, ese corazón y esas mentes. Esas manos que trabajan, esas manos que se tienden para ayudar, que acarician a sus hijos, esas manos que se juntan para rezar. Muchísimas gracias a ustedes que sostienen todos nuestros comedores”, concluyó.