El Papa Francisco animó este domingo 16 de junio a los fieles católicos a sembrar “con confianza” y paciencia “la Palabra de Dios” ahí donde viven, siguiendo el ejemplo del Señor.
En sus palabras previas al rezo del Ángelus dominical, desde el balcón del Palacio Apostólico, el Santo Padre recordó que “hoy el Evangelio de la liturgia nos habla del Reino de Dios a través de la imagen de la semilla”, destacando que “varias veces Jesús usa esta similitud y hoy lo hace invitándonos a reflexionar en particular sobre una actitud importante: la espera confiada”.
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“En la siembra, por buena y abundante que sea la simiente que esparce el agricultor y por bien que prepare la tierra, las plantas no brotan inmediatamente: ¡hace falta tiempo! Hace falta paciencia”, subrayó el Papa, indicando que “por eso, es necesario que después de sembrar este sepa esperar con confianza, para permitir a las semillas que se abran en el momento preciso y a los brotes que germinen en la tierra y crezcan, lo suficientemente fuertes como para asegurar, al final, una cosecha abundante”.
“Debajo de la tierra ya se está produciendo el milagro, hay un enorme desarrollo, pero es
invisible, se necesita paciencia y, mientras tanto, es necesario seguir cuidando las tierras labrantías, regarlas y mantenerlas limpias, a pesar de que en la superficie parezca que no sucede nada”.
El Santo Padre señaló que “también el Reino de Dios es así”, pues “el Señor deposita en nosotros las semillas de Su Palabra y de su gracia, semillas buenas, eh, semillas abundantes, y después, sin dejar de acompañarnos, espera con paciencia”.
“Y esto porque quiere que en su campo no se pierda nada, que todo llegue a la plena maduración”, resaltó.
Al actuar así, precisó, “el Señor nos da un ejemplo: nos enseña también a nosotros a sembrar con
confianza el Evangelio allí donde estemos y después a esperar que la semilla plantada crezca y dé fruto en nosotros y en los demás, sin desanimarnos y sin dejar de apoyarnos y ayudarnos unos a otros”.
Hacia el final de su mensaje, el Papa Francisco alentó a los fieles a preguntarse: “¿Yo siembro con confianza la Palabra de Dios en los ambientes en los que vivo? ¿Soy paciente a la hora de esperar, o me desanimo porque no veo inmediatamente los resultados? Y, ¿sé confiar todo serenamente al Señor, al tiempo que doy lo mejor de mí para anunciar el Evangelio?”
“Que la Virgen María, que acogió e hizo crecer en su interior la semilla de la Palabra, nos ayude a ser sembradores generosos y confiados del Evangelio”, concluyó.