El reconocido autor y conferencista católico estadounidense Jason Evert explicó que el único antídoto en contra de la epidemia mundial de adicción a la pornografía es la oración y la castidad, que “te libera para amar y te libera para saber si estás siendo amado auténticamente” y recurrir constantemente a los sacramentos.

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Evert se especializa en la promoción de la castidad y la educación sobre la teología del cuerpo. Tiene una licenciatura en Teología y Orientación, y una maestría en Teología. Además, ha dedicado más de dos décadas a viajar por el mundo para hablar a jóvenes y adultos sobre la importancia de la pureza y la dignidad humana en el contexto de las relaciones personales.

Junto con su esposa, Crystalina, ha fundado Chastity Project, una organización dedicada a brindar recursos y apoyo para vivir una vida casta.

A lo largo de su carrera, Jason ha escrito varios libros populares, incluidos Pure Love (Amor Puro) y Theology of the Body for Teens (Teología del Cuerpo para adolescentes), que han sido traducidos a múltiples idiomas y distribuidos globalmente. 

Su trabajo ha sido presentado en numerosos medios de comunicación y ha llegado a millones de personas a través de conferencias en escuelas, universidades y eventos católicos.

En una entrevista con ACI Prensa, con su distintivo enfoque accesible y compasivo, Evert proporcionó orientación práctica y espiritual para aquellos que buscan vivir una vida de integridad y amor verdadero.

Al ser consultado sobre las consecuencias psicológicas y emocionales de la adicción a la pornografía, comentó que es una situación “desgarradora”, y que estos contenidos están entrenando a los jóvenes en una especie de “poligamia mental”, que los lleva a considerar a sus parejas sentimentales como algo que pueden desechar si no cumple con ciertos estándares sexuales.

Con respecto a las nuevas políticas de la plataforma X de Elon Musk, que la semana pasada oficialmente permitió que los usuarios carguen libremente contenido explícito, Evert señaló que esto sólo ocasionará más adicción, especialmente entre los jóvenes. 

“Antes de que te des cuenta, tu cerebro no puede mantener el ritmo de la cantidad [de estímulos]  que necesitas consumir para sentirte satisfecho. Y así la persona no sólo se aburre de otras personas, sino que también se aburre de sí misma”, afirmó.

“El hombre que se ha entregado a tanta pornografía, es casi como si tuviera estos 'lentes porno'. Ni siquiera puede mirar a la mujer, excepto a través del lente de la lujuria. Y el corazón de una mujer puede notar la diferencia. Por eso la curación es necesaria”, añadió el experto.

Ante esta peligrosa realidad, Evert propone la vivencia de la castidad —además de los medios espirituales que propone la Iglesia— como “antídoto” para superar la adicción a la pornografía. Recordó las palabras de San Juan Pablo II, durante la audiencia general del 2 de enero de 1980, en la que profundizó en la relación entre hombres y mujeres.

“Si los hombres pueden crecer en la pureza de corazón, realmente pueden bendecir a su esposa 'con la paz de la mirada interior', es decir, que cuando miran a su esposa con reverencia, amor y pasión, crea paz en su corazón, porque sabe que no la miran con lujuria, sino con amor”, expresó Evert.

En cambio, “si la miran como una cosa que se utiliza para la gratificación, se crea esta vulnerabilidad, este resentimiento hacia los hombres y hacia la sexualidad”, precisó. “Y el corazón de una mujer puede notar la diferencia”, subrayó.

¿Qué es la castidad y para qué sirve?

En ese sentido, destacó la importancia de entender qué es realmente la castidad: “La castidad no es celibato. El celibato es el estado de no estar casado, eso es lo que significa la palabra. La castidad no es lo mismo que la abstinencia. La abstinencia simplemente significa no tener sexo”, explicó.

“La castidad es un concepto más completo. Es la virtud de la pureza de mi corazón, de mi palabra, de mis ojos, de mi intención, de mi vestimenta, de mi conducta, de toda mi persona”, indicó Evert.

Según el autor y conferencista, la castidad tiene dos funciones: liberar a la persona para amar y para saber si está siendo amado auténticamente. “Si estoy dominado por las adicciones sexuales y luego me caso, realmente no amaré a mi esposa. Realmente no voy a hacer el amor con ella. Simplemente usaré su cuerpo como salida para mi lujuria”, afirmó.

“Si un chico no sale contigo si no haces ciertas cosas con él, o [por ejemplo] no le envías fotos, está bastante claro: Él no te quiere. Él sólo quiere el placer que obtiene de ti”, añadió Evert.

Sobre el sufrimiento que causa la pornografía en los matrimonios, debido a la adicción de alguno de los cónyugues, comentó que es falsa la creencia generalizada de que estos contenidos “intensifican la intimidad” sino que, por el contrario, la bloquea.

“La lujuria es la reducción de la persona humana a su valor sexual. Eso es la lujuria. No es pasión. No es deseo o atracción sexual. Es la reducción de una persona a su valor sexual”, resaltó.

Y agregó: “Mientras que cuando crecemos en la pureza de corazón, sí, nos sentimos atraídos por el cuerpo y la sexualidad, pero nos atrae también la masculinidad, la feminidad de la otra persona: el ser humano completo, no sólo el placer que nos puede ofrecer”.

Los medios de la Iglesia Católica para superar la adicción a la pornografía

Evert remarcó la importancia de los sacramentales en la lucha contra la pornografía. “Rocía tu habitación con agua bendita, lleva una medalla milagrosa, un crucifijo, lleva un Rosario en el bolsillo. Reza. Esto es lo que deberíamos estar haciendo. Lo básico”, expresó.

Sin embargo, fue enfático al subrayar la importancia del Santísimo Sacramento. Recibir la Eucaristía, explicó, es “el mayor antídoto” ante la adicción, porque de allí provienen todas las gracias necesarias para afrontar “este largo viaje”.

“Pasa tiempo ante el Santísimo Sacramento, porque deleitamos nuestros ojos con la lujuria con la pornografía, pero lo que nuestros ojos realmente necesitan es contemplar el Cuerpo de Cristo, para comenzar a sanar esos recuerdos”, afirmó.

“Puede que no sientas que estás recibiendo todas estas gracias, pero es como estar afuera en un día nublado de verano. Aún puedes insolarte, incluso si no puedes ver el sol”, remarcó.

Finalmente, Evert manifestó que “no es ninguna vergüenza querer ser curado” de la adicción a la pornografía. “No hay que avergonzarse si eres un soldado y resultas herido en el campo de batalla. No hay vergüenza en eso. La vergüenza es cuando abandonas el campo de batalla: 'Me rindo y me largo de aquí'”, comentó.

Por ello recomendó acercarse al sacramento de la confesión con regularidad —especialmente a los padres, para que den ejemplo a sus hijos— y hacerlo, en la medida de lo posible, con el mismo sacerdote, para que pueda ayudar en las luchas. “Estamos todos en las trincheras luchando y Dios está contigo en esta batalla”, afirmó.

“En términos de recursos para las personas que hablan español, tenemos nueve libros en español para padres. Los tenemos también para los adolescentes. Todo está disponible en Castidad.com o Chastity.com. Todos estos recursos en español los pueden compartir con sus familias y los enviamos a todo el mundo”, concluyó.