“El Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y respuestas a la encíclica Ut unum sint”, es el título del nuevo y extenso documento de estudio publicado por el Vaticano este 13 de junio sobre el papel del Pontífice, una de las principales discrepancias entre los cristianos.

El texto resume por primera vez las conclusiones de los diálogos ecuménicos sobre el ministerio del Papa durante los últimos 30 años, basados en la encíclica de Juan Pablo II publicada en 1995 a raíz de las novedades que trajo el Concilio Vaticano II. 

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El anhelo del Papa Francisco

Ya lo adelantó el Papa Francisco: el pasado 2 de mayo, durante una audiencia con anglicanos en el Vaticano, afirmó que “el papel del Obispo de Roma sigue siendo un tema controvertido y divisivo entre los cristianos” y aprovechó la ocasión para reafirmar su rol al servicio de la unidad. 

Por ello, aseguró rezar para que el Sínodo de la Sinodalidad favorezca a una mayor comprensión sobre su papel.  Fruto de su anhelo es este texto, elaborado por el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, compuesto de 150 páginas divididas a su vez en 4 secciones.

¿Cuáles son los objetivos del documento?

El documento, entre otras cosas, propone una “lectura renovada” de los textos petrinos que históricamente se han convertido en un obstáculo para la unidad entre los cristianos y señala que la primacía del Obispo de Roma es tanto una “institución de derecho divino” como de derecho humano.

Además, concluye con una propuesta del Dicasterio, identificando las sugerencias más significativas hechas “para un ejercicio renovado del ministerio de unidad del Obispo de Roma”, reconocido por todos los cristianos.

Cabe recordar que la encíclica Ut Unum Sint afirma que el Obispo de Roma, como sucesor del apóstol Pedro, tiene el “deber específico” de trabajar por la causa de la unidad de los cristianos. 

Aunque sin utilizar el término “sinodalidad”,  Juan Pablo II escribió: “Como obispo de Roma tengo plena conciencia, como lo he reafirmado en la presente carta encíclica, de que Cristo desea ardientemente la comunión plena y visible de todas aquellas comunidades en las que, en virtud de la fidelidad de Dios, su Espíritu habita”.

Presentación del documento en Roma

El texto ha sido presentado esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede de la mano de su prefecto, el Cardenal Kurt Koch, y del Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, el Cardenal Mario Grech.

También participaron el representante de la Iglesia Apostólica Armenia ante la Santa Sede, Khajag Barsamian, y el arzobispo angliacano Ian Ernest.

El prefecto del Dicasterio destacó que el documento “es fruto de casi tres años de trabajo ecuménico y sinodal” y que resume unas 30 respuestas a Ut unum sint y 50 documentos de diálogo ecuménico.

En él han participado no sólo los miembros del Dicasterio, sino “expertos ortodoxos y protestantes, en colaboración con el Instituto de Estudios Ecuménicos”.

La conclusión más importante, según resaltó el Cardenal Koch, es que “todos los documentos coinciden en la necesidad de un servicio de la unidad a nivel universal, aunque los fundamentos de este servicio y las formas de ejercerlo sean objeto de diferentes interpretaciones”. 

“A diferencia de las polémicas del pasado, la cuestión de la primacía ya no se ve sólo como un problema, sino también como una oportunidad para la reflexión y el debate”, expresó.

Por su parte, el Cardenal Grech recordó que, a pesar de que en los ambientes eclesiales se sigue hablando de Sumo Pontífice o Romano Pontífice, “el título de Obispo de Roma se utiliza ahora como único título en el Anuario Pontificio, que enumera los demás como títulos históricos”.

Además, destacó que “si hay un lugar, un contexto que hoy puede manifestar -de hecho está manifestando- un nuevo modo de ejercer el primado, es precisamente el proceso sinodal”. 

Propuestas del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Como conclusión al documento, el Dicasterio vaticano afirma que el ministerio del Obispo de Roma, “no debe verse sólo como un problema, sino también como una oportunidad para la reflexión común sobre la naturaleza de la Iglesia y su misión en el mundo”.

Para ello, proponen una nueva interpretación por parte de la Iglesia católica de las enseñanzas del Concilio Vaticano I y una “distinción más clara entre las distintas responsabilidades del Obispo de Roma”.

Asimismo, instan a que se de un mayor énfasis en el ejercicio del ministerio del Papa en la diócesis de Roma.

Expresan además que “ha llegado el momento de dar nuevos pasos en los diálogos ecuménicos” y que “es necesaria una mejor conexión entre los diálogos”, para evitar repeticiones y enriquecerse mutuamente.  

Asimismo, el texto destaca la necesidad de “clarificación del vocabulario utilizado por los diálogos”, al mismo tiempo que exhorta a aclarar el sentido de la expresión “Iglesia universal”.  

En el documento puede leerse también que “la dimensión sinodal de la Iglesia católica es crucial para su compromiso ecuménico”, así como “la reforma de la curia”, impulsada por la constitución apostólica Praedicate Evangelium.