En la mañana de este jueves 13 de junio, el Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes del Encuentro promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida sobre el tema “El desafío de la sinodalidad para la misión”.

El Santo Padre reflexionó en su discurso acerca de la sinodalidad, y reiteró que el camino sinodal “requiere conversión espiritual, porque sin un cambio interior no hay resultados duraderos”. 

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Afirmó además que su deseo es que después de este Sínodo, cuya última sesión se celebrará el próximo mes de octubre en Roma, “la sinodalidad permanezca como un modo permanente de actuar en la Iglesia”.

Para lograrlo, propuso 3 “virtudes sinodales”, de forma que se produzca en los fieles una “verdadera conversión”.

1. Pensar según Dios

En primer lugar, invitó a “pensar según Dios”, es decir, pasar de “pensar sólo humanamente” a “pensar en Dios”.

En la Iglesia, aconsejó el Pontífice, antes de tomar cualquier decisión, “deberíamos preguntarnos siempre: ¿qué quiere Dios de mí, de nosotros, en este momento, en esta situación? ¿Lo que tengo en mente, lo que tenemos en mente como grupo, es realmente el ‘pensamiento de Dios’?”.

En esta línea, recordó que  “el protagonista del camino sinodal es el Espíritu Santo: Sólo Él nos enseña a escuchar la voz de Dios, individualmente y como Iglesia”.

“Dios es siempre más grande que nuestras ideas, que la mentalidad dominante, que las ‘modas eclesiales’ del momento, incluso que el carisma de nuestro grupo o movimiento particular”. 

Por eso, resaltó que no se debe dar por supuesto que estamos “en sintonía” con Dios: más bien, “tratemos siempre de elevarnos por encima de nosotros mismos para pensar según Dios y no según los hombres”. 

2. Vencer toda cerrazón

El Santo Padre instó a los fieles a evitar la tentación del “círculo cerrado”.  Aseguró que se trata de un gran reto que evita dejarse bloquear por el miedo “a perder el propio sentido de pertenencia e identidad” y de aquellos “encierros” en los que todos corremos el riesgo de “convertirnos en prisioneros”.

Por el contrario, señaló que la sinodalidad “nos pide que miremos más allá de los cercos con grandeza de espíritu, para ver la presencia de Dios y su acción incluso en personas que no conocemos”.

3.Cultivar la humildad

Por último, el Santo Padre destacó que “la conversión espiritual debe partir de la humildad, que es la puerta de entrada a todas las virtudes”.

“Y esto nos lleva también a preguntarnos: ¿qué busco realmente en las relaciones con mis hermanos en la fe? ¿Por qué persigo determinadas iniciativas en la Iglesia? Y si nos damos cuenta de que, de algún modo, se ha abierto paso en nosotros un poco de orgullo, o de altivez, pidamos la gracia de convertirnos de nuevo a la humildad”. 

Reiteró asimismo que “sólo los humildes logran grandes cosas en la Iglesia, porque quien es humilde tiene una base sólida, fundada en el amor de Dios, que nunca falla, y por eso no busca otro reconocimiento”.

El Pontífice aseguró que “es la persona humilde la que defiende la comunión en la Iglesia” , aquella que sabe “dejar de lado incluso sus propias iniciativas para contribuir a proyectos compartidos, y esto porque en el servicio encuentra alegría y no frustración o rencor”. 

“En efecto, vivir la sinodalidad, a todos los niveles, es imposible sin humildad”, concluyó el Papa Francisco.