Los obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile presentaron este miércoles el documento Fui forastero y me recibieron, que tiene el propósito de contribuir a una mirada cristiana del fenómeno actual de la migración en el país.
El material surge de la preocupación permanente de la Iglesia por aportar a la realidad social desde la fe, y se basa también en la evidencia de que en el último tiempo, entre los chilenos ha crecido una opinión desfavorable hacia la migración.
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La presentación se llevó a cabo en la mañana del miércoles en las oficinas del Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), y contó con la presencia de los obispos y de referentes de distintas agrupaciones católicas, de la sociedad civil y del Estado que prestan servicios en la temática migrante.
“Lo que nos mueve es que, especialmente los cristianos, no participaremos sin más de los prejuicios sociales y de las miradas simplistas ante un tema humano y social tan relevante, pues el Evangelio lleva en sus entrañas una apuesta por la fraternidad, así como por el respeto y la promoción de la dignidad humana”, expresa el documento.
El texto está dirigido especialmente a los agentes pastorales, catequistas, sacerdotes, religiosas y “todos quienes tienen responsabilidad en el anuncio del Evangelio y la conducción de la Iglesia”. También se recomienda su lectura a familias cristianas, en el desafío de educar a sus hijos en los valores de Cristo.
“Los propios inmigrantes, igualmente, podrán encontrar en estas líneas un apoyo y una luz para enfrentar las tareas de cada día, vividas a menudo en medio de escenarios adversos”, aseguran los obispos en su introducción.
El texto ahonda en el fenómeno de la migración como “una de las realidades más significativas de nuestro tiempo”, y ante las distintas reacciones que genera en la sociedad, considera importante buscar “información objetiva que derribe prejuicios o simplismos que a veces se instalan entre nosotros”.
El documento expone las cifras y causas de la migración en Chile, donde actualmente viven más de un millón y medio de extranjeros, para luego profundizar sobre las situaciones preocupantes en torno a este fenómeno, que tienen que ver con el marco jurídico migratorio, la relación entre migración y criminalidad, o bien entre migración y empleo.
Tras exponer la mirada histórica de la Iglesia sobre los migrantes, y el magisterio del Papa Francisco sobre la cuestión, los obispos de Chile centran su mensaje en un llamado a poner atención al cuidado de los migrantes menores de edad, en especial a las autoridades competentes, para encontrar mecanismos legales que permitan regularizar su situación y las de sus familias, a fin de evitar que continúen poniendo en alto riesgo sus vidas.
“Deseamos que el espíritu de acogida, el respeto por la dignidad de la persona humana y la racionalidad para mirar el tema migratorio, sean valores y actitudes que impregnen a nuestras familias y a toda la comunidad nacional”, expresan.
Asimismo, convocan a todas las instancias sociales a “asumir esta mirada y contribuir a una mejor respuesta a las justas expectativas de los migrantes”.
Finalmente, anhelan que la migración no se convierta nunca en una bandera partidista, ya que es “un drama humano que no puede servir para otro fin que no sea el de restituir la dignidad a las personas que justamente la están requiriendo”.
Dirigiéndose a los migrantes, desde la Iglesia Católica en Chile expresan el deseo de “acompañarlos y acogerlos”, para que sientan “que la Iglesia es su casa y su familia”. Al mismo tiempo, piden perdón “por no haber sido capaces de cumplir sus legítimas expectativas”.
El acto de presentación del documento también fue ocasión para que los prelados puedan dialogar con los trabajadores del INCAMI y con las personas migrantes que se acercan al lugar para solicitar apoyo.