Dos años después de la masacre en la iglesia católica nigeriana de San Francisco Javier en Owo, ocurrida en el día de Pentecostés de 2022, la iglesia ahora “está siempre llena los domingos”, según informó la enfermera Margaret Attah, sobreviviente de la masacre, a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés).
La historia de Attah es realmente sorprendente: en el ataque perdió ambas piernas y un ojo, por lo que quedó confinada a una silla de ruedas. A pesar de todo, no pierde la fe y agradece a Dios por la fortaleza de la comunidad, a pesar del miedo y del sufrimiento.
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El 5 de junio de 2022, un grupo de terroristas entró en la parroquia durante la Misa, abriendo fuego y detonando explosivos. El saldo de la matanza fue de 41 personas asesinadas y más de 70 heridas. Los responsables se encuentran bajo custodia policial, aseguró el P. Michael Abugan, párroco de San Francisco Javier, aunque aún no han comparecido ante un tribunal.
A pesar de la tragedia, la comunidad de fieles no se deja abatir. Según su párroco, los sobrevivientes están “muy firmes, comprometidos y resilientes en su práctica de la fe”.
Attah destaca que “reina la tensión en toda Nigeria” y que mucha gente teme incluso salir de sus casas porque los secuestros son habituales. “No hay sosiego. No logramos dormir con ambos ojos cerrados. Ni siquiera podemos recorrer distancias cortas sin miedo. No obstante, seguimos dando gracias a Dios”, expresó.
Además, subrayó que la oración es la única esperanza de la gente y que “el futuro del país es sólo Dios. Debemos seguir rezándole a Dios para que venga su Reino. Sólo Dios debe reinar en Nigeria, pues sólo así tendremos paz”.
Para la enfermera fue “muy fácil” perdonar a los agresores, y señala a la fundación que reza todos los días porque Dios perdone sus propios pecados. “Del mismo modo, tengo que perdonar a los demás”, añadió. Attah recibió de parte de ACN Reino Unido el premio Coraje de ser cristiano.
Mons. Jude Arogundadem, Obispo de Ondo, reflexionó durante un acto virtual de ACN, el pasado 5 de junio, sobre la situación de algunas de las víctimas. A pesar de la terrible experiencia, indicó que “la esperanza es fuerte entre la población”, tal y como lo demuestra la expansión de la parroquia y la apertura de 10 nuevas misiones de evangelización, según comentó la fundación.
Un memorial para las víctimas
ACN manifestó que, inmediatamente después de la masacre, se puso en contacto con la comunidad de San Francisco Javier para poner a disposición todo su apoyo. Gracias a este acercamiento, la Diócesis de Ondo presentó a la fundación el proyecto de un monumento en memoria de las víctimas, “para que esta atrocidad nunca caiga en el olvido”.
ACN está contribuyendo a la construcción del memorial, que prevé un jardín conmemorativo, “donde la gente pueda reunirse para recordar a las víctimas y rezar por ellas y por la paz”, además de un altar para la celebración de Misas.
El P. Damian Ezeokafor, portavoz de la Diócesis de Ondo, explicó que “el parque conmemorativo pasará a formar parte de la historia de la Iglesia de esta comunidad, una historia que se transmitirá de generación en generación”.
“Sin este lugar, lo más probable es que esta funesta parte de su historia se olvide o se vaya borrando con cada generación sucesiva. Este recuerdo es importante por dos razones: en primer lugar, para rezar por los fallecidos y, en segundo, para mostrar cómo esos fieles dieron testimonio de la fe cristiana con su sangre”, concluyó el sacerdote.