En el marco de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, este viernes 7 de junio, les compartimos un hecho poco común y casi desconocido, en el que el Señor tuvo un especial desposorio místico con el Beato Bernardo de Hoyos. ¿Qué significa esto? Aquí te lo explicamos.
El desposorio y el matrimonio espiritual
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Antes de presentarles lo que el mismo beato contó, es preciso tener en cuenta algunos términos del ámbito místico para evitar malas interpretaciones. Un santo o beato místico suele tener arrebatos de éxtasis, visiones y lograr una gran unión espiritual con Dios.
En el libro Teología de la Perfección Cristiana, escrito por el dominico P. Antonio Royo Marin, Doctor en Teología, se describe que el desposorio espiritual (lo que otros autores llaman desposorio místico) es “la promesa de Dios de llevar al alma hasta la unión transformativa o matrimonio espiritual”.
San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, decía: “En este dichoso día (del desposorio), no solamente se le acaban al alma sus ansias Vehementes (pasionales) y querellas (dolorosas) de amor que antes tenía, mas, quedando adornada de los bienes que digo, comiénzale un estado de paz y deleite y de suavidad de amor”.
En el desposorio místico, el alma llega a un alto grado de perfección espiritual y de amor a Dios. Luego el Señor seguirá purificando el alma. Si se mantiene fiel a todas las pruebas, entonces llegará al máximo nivel indicado por los místicos, el anhelado matrimonio espiritual.
“Es el último grado de perfección clasificable que se puede alcanzar en esta vida y constituye un preludio y preparación inmediata de la vida bienaventurada de la gloria”, precisa el P. Antonio Royo Marin.
Por otro lado, cabe resaltar que en estos grados de perfección espiritual de los místicos el alma de la persona es considerada la esposa de Cristo.
El desposorio místico del Beato Bernardo
El Beato Bernardo de Hoyos (1711-1735) nació en España. Siendo adolescente ingresó a la Compañía de Jesús, llegó a ser sacerdote y meses después murió con 24 años de edad. Creció tanto en santidad que experimentó visiones místicas de Cristo, la Virgen, su ángel de la guarda, San Miguel Arcángel y otros santos como Santa Teresa de Jesús.
Dios probó su firmeza en la fe quitándole el ángel de la guarda para que fuera atacado brutalmente por demonios. Al final, Bernardo salió victorioso y tuvo una visión del infierno.
Se convirtió en el primer apóstol de la devoción al Corazón de Jesús en España y el propio San Pedro Apóstol le profetizó que uno de sus sucesores instituiría la fiesta para toda la Iglesia.
El libro El Beato Bernardo de Hoyos, Apóstol del Corazón de Jesús, escrito por el sacerdote agustino recoleto Ángel Peña, da detalles de todas estas experiencias místicas y presenta también las visiones de desposorio del Beato Bernardo.
Se cuenta que Bernardo vio que del Sagrado Corazón de Jesús salían tres cordones que ataron fuerte su corazón. Entonces Cristo le dijo: “Bernardo, este sacrificio de los tres votos (castidad, pobreza y obediencia) me hace desearte por esposa”. Días después, el beato renovó en privado sus votos. Jesús se le apareció y le manifestó: “Tú serás mi esposa”.
Al siguiente año (1730), Cristo se le volvió a presentar y le comunicó que el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, serían los desposorios.
El propio Beato relata que aquel día, después de comulgar, escuchó a los ángeles cantando que venía el esposo, “salid a recibirlo”. Y vio que le ponían una vestidura blanca y aparecieron San Miguel Arcángel, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Sales y otros santos.
“Llegué a las gradas del solio (trono) de Jesús, a quien me presentó María santísima. Di un ósculo suavísimo a las sagradas llagas de sus pies; y luego me preguntó si quería ser su esposa, que él quería ser mi esposo. Aniquilada el alma en su nada, y en su amor, respondió lo que no sé: pero cifróse en: ‘He aquí la esclava del Señor’”, describió el beato,
“Tomándome la mano derecha con su divina diestra me dijo: ‘Yo, en nombre de mi Divinidad y Humanidad, te desposo, oh alma querida, eternamente en desposorio de amor, como sacerdote sumo, con mi naturaleza divina y humana. Siéntate ahora en el trono de mis esposas, y gusta lo que has de poseer eternamente’”, añadió.
El beato continuó relatando que Cristo le puso un anillo de oro con una piedra encendida y después le dijo: “Todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío: lo que yo soy por naturaleza, participas tú por gracia: tú y yo somos una misma cosa”.
¿Cómo entender este desposorio místico?
El desposorio místico no es algo nuevo. Lo tuvieron Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima y Santa Teresa de Jesús, quien además vivió el matrimonio espiritual. Pero algo que muy poco se conocía es que también se dio con el Beato Bernardo de Hoyos.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Ángel Peña, escritor de numerosos libros sobre santos y beatos, recuerda que el desposorio espiritual (o místico) “no es entre humanos, un hombre con Jesús hombre, sino entre Dios y el alma”. “El alma se considera la esposa de Dios”, enfatiza.
Aquí cabe resaltar que el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que la persona humana es una unidad de cuerpo y alma, la cual es espiritual, inmortal, se separará del cuerpo en la muerte, y es “capaz de ser sobreelevada gratuitamente a la comunión con Dios”.
En este sentido, el alma puede crecer en gracia. Por ello San Alfonso María de Ligorio inculcaba que “toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto”.
Por otro lado, el P. Peña aclara que el desposorio místico y el matrimonio espiritual no tienen nada que ver con el matrimonio “entre hombres humanos, sino entre Dios y el alma humana, sea de hombre o de mujer”.
“Lo que pasa es que las mujeres consagradas hablan de Jesús como su esposo, porque es como un ideal humano y espiritual, pero eso mismo es para los hombres terrenales, si llegan al grado de perfección correspondiente”, puntualiza el experto en las vidas de santos.