El Papa Francisco recibió hoy en el Vaticano a los miembros del Movimiento de los Focolares, caracterizado por su vocación al ecumenismo y diálogo interreligioso, que participan estos días en una conferencia interreligiosa.
El Santo Padre definió el trabajo de este movimiento, que trabaja también con personas no cristianas que comparten “la espiritualidad de la unidad”, como un camino “revolucionario que tanto bien hace a la Iglesia”.
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Para el Pontífice, esta es una experiencia “animada por el Espíritu Santo” y enraizada a su vez “en el corazón de Cristo”.
Recordó también que en los últimos años se han unido comunidades musulmanas a este movimiento, siguiendo con la estela de su fundadora, Chiara Lubich, quien llegó a encontrarse “con líderes de diversas religiones como budistas, musulmanes, hindúes, judíos, sijs y otros”.
Según el Papa Francisco, este es “un diálogo que se ha desarrollado hasta nuestros días” y remarcó que “el fundamento sobre el que descansa esta experiencia es el Amor de Dios que se realiza en el amor mutuo, la escucha, la confianza, la aceptación y el conocimiento del otro, en el pleno respeto de nuestras identidades respectivas”.
Además, precisó que a lo largo del tiempo “la amistad y la colaboración han ido creciendo en el intento de responder juntos al clamor de los pobres, en el cuidado de la creación, en el trabajo por la paz”.
Remarcó también que con aquellos que no son cristianos “vamos más allá del diálogo, nos sentimos hermanos y hermanas, compartimos el sueño de un mundo más unido, en la armonía de la diversidad”.
Expresó que su testimonio “es motivo de alegría, es motivo de consuelo, especialmente en este tiempo de conflicto, en el que a menudo se instrumentaliza la religión para alimentar la confrontación”.
“El diálogo interreligioso, por el contrario, es una condición necesaria para la paz en el mundo y, por tanto, un deber para los cristianos, como para las demás comunidades religiosas”, concluyó.