El subsecretario del Consejo Pontificio para la Cultura, el P. Melchor Sánchez de Toca, aseguró que en todo el mundo está creciendo el ateismo práctico, la indiferencia ante la cuestión de Dios y está retrocediendo el ateismo militante, que en la actualidad "no tiene un peso significativo".
"Muchos opinan que después de todo, que Dios exista o no, es irrelevante, no cambia las cosas. No se combate hostilmente la religión como en otros tiempos, aunque sigue habiendo persecución a los cristianos, simplemente se ignora, se vive como si Dios no existiera. Es el crecimiento del hombre indiferente, el 'homo indiferens'", declaró el Padre Sánchez de Toca en una entrevista aparecida en el sitio web del Arzobispado de Toledo.
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"De todas maneras es un fenómeno del mundo occidental. No se puede decir que haya descenso de fe, ni en Asia, ni en África, ni en América Latina, excepto en las élites urbanas", agregó el sacerdote procedente de la arquidiócesis de Toledo.
Más adelante, el sacerdote indicó que no todos los elementos presentes en las culturas son auténticamente culturales porque no ayudan al hombre a ser más hombre. Hay muchos elementos que oscurecen la dignidad del hombre y la rebajan y por lo tanto hay que hablar en este caso de anticultura o contracultura.
Según el subsecretario, aquello que atenta contra la dignidad humana se vuelve anticultura. Como ejemplos mencionó la segregación racial o la segregación de castas que hay en algunas culturas.
"Lo mismo que las mutilaciones, que son prácticas rituales que pertenecen al folklore y a la tradición popular de algunas culturas, especialmente las que se dan a las mujeres, son contrarias a la dignidad humana. No hablemos de los sacrificios humanos que la humanidad ha conocido desde hace poco tiempo en algunas culturas. Estos son elementos anticulturales. Y si se habla de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, el aborto, el pretender que las uniones homosexuales se llamen matrimonio, la violencia doméstica, son elementos de muerte que rebajan la dignidad del hombre", concluyó.