El Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier del Río, resaltó que Corpus Christi, la solemnidad que la Iglesia Católica celebra este domingo resaltando la presencia real de Jesús en la Eucaristía, es “la fiesta de la victoria” de Cristo sobre el pecado y la muerte.
En un artículo enviado a ACI Prensa el 1 de junio, el prelado peruano recuerda que esta fiesta se celebra con una Misa y una procesión solemne, “en la que la comunidad cristiana rinde culto festivo a Jesús, presente en la hostia consagrada que es llevada por las calles en medio de cantos y otras formas de alabanza que brotan del corazón agradecido de los fieles”.
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“Como toda celebración eucarística, el centro de la fiesta del Corpus Christi es la victoria de nuestro Señor Jesucristo sobre el pecado y la muerte”, destacó el arzobispo.
“La celebración principal de esta victoria se realiza en la Vigilia Pascual, con la cual culmina la Semana Santa; pero se prolonga en cada Misa, especialmente en la Misa dominical que es nuestra pascua semanal”.
En Corpus Christi, continuó, “los católicos damos gracias a Dios y celebramos de un modo peculiar a Jesucristo nuestro salvador”.
“Como a los soldados que vuelven victoriosos de la batalla, los fieles reciben a Jesús Eucaristía y lo pasean por las calles entre cantos júbilo, porque también Él ha vencido en el combate y nos ha liberado de nuestros enemigos”.
Mons. Del Río resaltó asimismo que “en su pasión y en la cruz, Jesús de Nazaret entabló un gran combate contra el mal y la muerte. Después de derramar su sangre para el perdón de nuestros pecados, resucitando destruyó la muerte, venció al mal y nos liberó de nuestro principal enemigo que es el diablo”.
El arzobispo explicó también que “la fiesta de hoy nos recuerda que la Iglesia es el pueblo elegido por Dios, que transita por los caminos de este mundo pero con la mirada fija en su meta final: el Cielo para el cual Dios ha creado al hombre”.
Por ello, el prelado animó a todos los fieles a “alimentarse constantemente del Cuerpo de Cristo, participando al menos en la Misa dominical”.
“Si alguno se encuentra en situación de pecado, permítame invitarle a no tener miedo de confesarse, para recibir el perdón de Dios y así volver a gustar lo bien que se vive nutriéndose de este Pan de Vida Eterna”, concluyó.