En el marco de la Solemnidad del Corpus Christi, que muchas diócesis del mundo celebrarán este domingo 2 de junio, compartimos 3 datos sobre el momento exacto en que el pan y el vino de la Santa Misa pasan a ser el Santísimo Sacramento.
1. La Consagración
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El Catecismo de la Iglesia Católica señala que “la presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración”.
De acuerdo al Catecismo Romano del Concilio de Trento, para que el pan sea consagrado el sacerdote debe pronunciar la fórmula dicha por Cristo en la última cena: “Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomad y comed, éste es mi cuerpo’” (Mt 26,26).
Asimismo, el Catecismo Romano indica que para que el vino sea consagrado, el sacerdote debe decir: “Éste es, pues, el cáliz de mi sangre, del nuevo y eterno testamento, misterio de fe, la cual será derramada por vosotros y por muchos para remisión de los pecados”.
El libro especifica que varias de estas palabras están en el Evangelio y que las demás (eterno y misterio de fe) fueron recibidas por la Iglesia Católica de la tradición apostólica.
En el Misal Romano, que rige las celebraciones eucarísticas de rito latino, están contenidas estas fórmulas, pero con palabras adaptadas a nuestra época y otras que han sido añadidas.
Por ejemplo, se incluyen el “tomen y coman todos de Él” y “tomen y beban todos de Él”. Mientras que al final de la fórmula del vino se menciona también el pedido de Cristo: “Hagan esto en conmemoración mía”.
2. La Transubstanciación
El Catecismo enseña que con la consagración del pan y del vino se da la transubstanciación.
Según el Dicasterio para el Clero, “la transubstanciación es una conversión milagrosa y singular, distinta de las conversiones naturales”.
“En ella tanto la materia como la forma del pan y del vino es la que se convierte, sólo los accidentes permanecen sin cambiar: seguimos viendo el pan y el vino pero substancialmente ya no lo son, porque en ellos está realmente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo”, añade.
Dentro de los Cánones sobre el Santísimo Sacramento promulgados durante el Concilio de Trento se señala que quien negase la transubstanciación “sea anatema” (excomulgado). Por lo tanto, es una verdad de fe que todo católico debe creer.
3. Requisitos para la transubstanciación
El sitio web del Opus Dei expone que para que se dé la transubstanciación son necesarios algunos elementos importantes como “el pan de harina de trigo y el vino de uvas”, así como “las palabras consagratorias pronunciadas por el sacerdote”.
Por lo tanto, sin ellos no puede haber consagración de las especies y tampoco la transubstanciación.