Este jueves 30 de mayo se celebra la Solemnidad del Corpus Christi que tuvo su origen gracias a la visión mística de una santa. El Papa Benedicto XVI explicó el significado de lo que la santa vio y su repercusión que tiene hasta el día de hoy.
En una catequesis del 2010, Benedicto XVI habló de Santa Juliana de Cornillón (aprox. 1191-1258) o de Lieja (Bélgica), a quien destacó por su contribución “a la institución de una de las solemnidades litúrgicas más importantes del año, la del Corpus Christi”.
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El Pontífice contó que esta santa “poco conocida” quedó huérfana siendo niña, pasó al cuidado de las monjas agustinas en el Monte Cornillón y se convirtió en religiosa de esta orden. Cuando tenía 16 años de edad recibió una visión.
La santa observó una luna esplendorosa, pero “con una franja oscura que la atravesaba diametralmente”. De acuerdo a Benedicto XVI, el Señor le ayudó a comprender su significado. “La luna simbolizaba la vida de la Iglesia sobre la tierra”, indicó.
“La línea opaca representaba, en cambio, la ausencia de una fiesta litúrgica, para la institución de la cual se pedía a Juliana que se comprometiera de modo eficaz: una fiesta en la que los creyentes pudieran adorar la Eucaristía para aumentar su fe, avanzar en la práctica de las virtudes y reparar las ofensas al Santísimo Sacramento”, añadió el Papa.
Por unos 20 años, Santa Juliana mantuvo oculto este secreto místico que se repitió varias veces cuando hacía adoraciones al Santísimo. Luego se lo contó a dos devotas de la Eucaristía, la beata ermitaña Eva de Lieja y a Isabel de Huy, religiosa de su comunidad.
Las tres hicieron una especie de “alianza espiritual”, buscando que el Corpus Christi sea glorificado.
Encontraron resistencias dentro del clero hasta que Mons. Roberto de Thourotte, Obispo de Lieja entre 1240 y 1246, recibió la propuesta de las tres e instituyó por primera vez la celebración del Corpus Christi en su diócesis. Luego más obispos se fueron sumando a esta iniciativa.
No obstante, Santa Juliana afrontó muy malos tratos y tuvo que abandonar el convento. Fue recibida en varios monasterios de las cistercienses durante 10 años, animando con humildad la devoción a la Eucaristía hasta que partió a la Casa del Padre.
En su misión, la santa conoció al archidiácono Santiago Pantaleón de Troyes, quien llegó a ser el Papa Urbano IV.
En 1264, este Pontífice instituyó la solemnidad del Corpus Christi para toda la Iglesia Católica el jueves después de Pentecostés y la celebró en Orvieto, donde ordenó que se conserve un corporal manchado con sangre que brotó de una hostia consagrada.
Después de la muerte de Urbano IV la fiesta del Corpus se mantuvo sólo en algunas regiones de Europa. Hasta que en 1317 el Papa Juan XXII la restableció en todo el mundo.
En la actualidad, la Solemnidad del Corpus Christi se celebra el jueves posterior al domingo de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, pero algunas diócesis la trasladan al domingo posterior de la Trinidad por motivos pastorales.
“Recordando a santa Juliana de Cornillón, renovemos también nosotros la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía”, puntualizó el recordado Papa Benedicto XVI.