El Vaticano ha difundido este martes 29 de mayo el mensaje que el Papa Francisco ha escrito con ocasión de la 103ª Jornada de los Católicos Alemanes que se celebra desde el 29 de mayo hasta el 2 de junio en la ciudad de Erfurt. 

Al inicio de su mensaje, el Santo Padre indicó que la “tragedia del hombre” está en su desconfianza en Dios: “en que no hace lo que agrada a Dios, sino que sigue su propio camino”. 

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En este sentido, lamentó que “el hombre ya no utiliza la creación según las intenciones del Creador, sino que abusa de ella y la maltrata para sus propias ambiciones egoístas de poder y ganancias”. 

Más tarde, precisó que muchas personas “de procedencias culturales e ideológicas muy diversas”, perciben que “algo va mal en el hombre y en el mundo, que no podemos seguir simplemente como hasta ahora, que es necesaria una conversión, un efectivo y nuevo orientamiento”.

En esta línea, afirmó que “la misión de Jesús consistió en esta nueva orientación del hombre hacia Dios, y con ella también en una renovación y restauración de su relación con sus hermanos y hermanas, con la creación y, no menos importante, consigo mismo”. 

Según el Papa Francisco, “la paz que trae Cristo se hace visible cuando da a los hombres una nueva esperanza, un futuro en tiempos difíciles: a los marginados, a los enfermos, a los enredados en el pecado”. 

De este modo, remarcó que “Cristo llamó a la injusticia por su nombre y condenó la desigualdad”. 

Para restablecer el orden divino, continuó el Pontífice, “Jesús no pocas veces trastocó la lógica y el orden de los valores humanos, y esto es particularmente evidente en el Sermón de la Montaña”. 

Por ello, el Santo Padre animó a los católicos de Alemania a “levantar la mirada hacia la Cruz” y subrayó que “la paz de Cristo nace del amor y de la entrega”.

“Los cristianos estamos llamados a llevar a cabo su misión: como Él, queremos dar una nueva dignidad a las personas abandonadas y marginadas y hacerles sentir que no están solas”. 

Pero también, continuó, “queremos comprometernos en la vida pública y política, para que tengan mejores condiciones de vida y, sobre todo, para dar voz a los que no son escuchados”. 

El Papa Francisco reiteró que “sin justicia no puede haber paz” y señaló que en Europa y en otras partes del mundo “los derechos humanos fundamentales parecen estar amenazados”, debido principalmente “al creciente antisemitismo, racismo y otras ideologías que tienden al extremismo y la violencia”.

Para el Santo Padre, “las numerosas crisis morales, sociales, económicas y políticas que atravesamos están todas interconectadas”. 

“La preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad, la protección de la vida y la familia, la defensa de la dignidad de toda vida humana, así como la paz exterior e interior van de la mano”, citó a continuación. 

El Pontífice insistió en que “los problemas conciernen a todos y sólo pueden resolverse juntos. Y para ello es necesario un amplio diálogo, a ser posible con muchas voces en todos los niveles de la vida social, económica y política”. 

Asimismo, expresó la necesidad de favorecer el diálogo ecuménico, al mismo tiempo que afirmó que “el hombre de paz tiene futuro”.

“Esta certeza es una advertencia y un estímulo para nosotros. Recemos por la paz. Recemos también unos por otros, para que la fuerza del Espíritu Santo nos llene de esperanza y de alegría”, señaló el Santo Padre.