El último domingo se celebró en la Basílica Catedral de Lima la conmemoración del 375º aniversario de la aparición del Niño Jesús en una hostia consagrada, el único milagro eucarístico de este tipo en el Perú.
La Misa fue celebrada en la mañana del 26 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, por el Arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo, quien recibió al grupo laico “Milagro Eucarístico Perú 1649”, que entregó al prelado un cuadro que retrata el prodigio, mismo que luego fue venerado en la capilla del Santísimo Sacramento.
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En su homilía, el arzobispo destacó la importancia de la comunidad de fe, recordando que Dios es uno, pero también es comunidad.
“Dios nos ha creado para los demás (…) somos hechos para el otro. Cuando el Señor nos dice en el Evangelio de Juan que en el principio existía la Palabra y ésta estaba dirigida hacia Dios, nos dice que estamos creados a imagen y semejanza de Dios, que fuimos creados para amar a Dios y a los hermanos”, sostuvo.
“Hasta en el milagro de Eten se descubre esto porque el Niño se aparece en el corazón de una hostia eucarística. ¿Y para qué es la hostia? Para comer y crecer, y compartir. Es el pan que se comparte (…) que crea comunidad”, agregó.
Antes de dar su bendición final, Mons. Castillo instó a todos a superar el individualismo y a continuar el camino sinodal respetando la riqueza y diversidad cultural, todos en una sola unidad como la Trinidad, afirmando que “tenemos un lugar y nadie sobra en esa tierra porque todos somos indispensables”.
Milagro eucarístico de Ciudad Eten
El 2 de junio de 1649, en el pueblo de Santa Magdalena de Ciudad Eten, en la Diócesis de Chiclayo, al norte del Perú, el Divino Niño se apareció en una hostia consagrada durante la Misa de la víspera de la Solemnidad de Corpus Christi, aproximadamente a las 5:00 de la tarde.
La Iglesia local relata que un niño vestido con una túnica granate y cabellos rubios hasta los hombros se manifestó ante la asombrada mirada de los presentes, incluidos los padres franciscanos. Todo el pueblo exclamó: "¡Milagro! ¡Milagro!”, mientras tocaban diversos instrumentos musicales y repicaban las campanas.
El prodigio se repitió el 22 de julio del mismo año, durante la Misa en honor a la patrona, Santa María Magdalena. Ese día volvió a aparecer el Niño, seguido de la aparición de tres corazones entrelazados que simbolizaban a la Santísima Trinidad.
Estos acontecimientos han sido relatados y certificados por las autoridades eclesiásticas de la época, y todos los documentos originales se guardan en el archivo bibliográfico del Convento de San Francisco de Lima y en el Archivo Nacional de Indias de Sevilla, España.
El hoy prefecto del Dicasterio para los Obispos, Cardenal Robert Prevost, quien fuera Obispo de Chiclayo entre 2015 y 2020, buscó el reconocimiento del Vaticano para el milagro eucarístico. En 2019, entregó al Papa Francisco en Roma un documento con la historia de la devoción, que reúne 20.000 testimonios de fe.