Este 29 de mayo celebramos al Papa San Pablo VI, quien publicó un especial Credo que contiene varias enseñanzas de nuestra fe católica, incluidos 3 misterios del Corpus Christi que se pueden apreciar en la Santa Misa y que son importantes conocer.

El Vaticano indica que el Credo del Pueblo de Dios fue pronunciado por Pablo VI el 30 de junio de 1968 “al concluir el Año de la fe proclamado con motivo del 19° centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma”.

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San Pablo VI indica que este Credo surge en medio de un mundo “en el que tantas verdades son o completamente negadas o puestas en discusión” y en el que han caído algunos católicos buscando cambiar o innovar. 

El santo precisa que la Iglesia no debe interrumpir el que se quiera penetrar más en los misterios de Dios, pero advierte que se debe hacer con sumo cuidado para que “no se derriben verdades de la doctrina cristiana”.

Esta profesión de fe tiene 8 grandes temas cristianos como la Trinidad, la Virgen María y la Iglesia. Al referirse a la Eucaristía profesa 3 misterios eucarísticos que se pueden apreciar en la Santa Misa.

“Presencia misteriosa” del Señor

El Credo recuerda que la Misa “es realmente el sacrificio del Calvario, que se hace sacramentalmente presente en nuestros altares”. 

Asimismo, afirma que en la última cena el pan y vino consagrados por Cristo realmente se convirtieron en su cuerpo y su sangre, y que esto también sucede con el pan y el vino consagrados por el sacerdote.

“Y creemos que la presencia misteriosa del Señor bajo la apariencia de aquellas cosas (pan y vino), que continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera, real y sustancial”, añade.

“Conversión misteriosa” en cuerpo y sangre de Cristo

El Credo de Pablo VI indica que Cristo no puede hacerse presente en el Sacramento de la Eucaristía si no es a través de la conversión de “toda la sustancia del pan en su cuerpo y la conversión de toda la sustancia del vino en su sangre”. 

Esta “conversión misteriosa es llamada por la Santa Iglesia conveniente y propiamente transustanciación”, enfatiza.

Luego lanza una advertencia a los teólogos y pide que cualquier interpretación de este misterio debe sostener que, realizada la consagración, el pan y el vino “han dejado de existir” y lo que realmente queda, bajo la apariencia del pan y del vino, son “el adorable cuerpo y sangre de Cristo”, tal como Él mismo quiso quedarse para  unirnos.

Existencia misteriosa de Jesús

El Credo explica además que la existencia de Cristo es única, indivisible y que no se multiplica, pero que “por el sacramento se hace presente en los varios lugares del orbe de la tierra, donde se realiza el sacrificio eucarístico”. 

Asimismo señala que esa misma existencia también está en el Santísimo Sacramento que hay en el tabernáculo (sagrario).

“Por lo cual estamos obligados, por obligación ciertamente suavísima, a honrar y adorar en la Hostia Santa que nuestros ojos ven, al mismo Verbo encarnado que ellos no pueden ver, y que, sin embargo, se ha hecho presente delante de nosotros sin haber dejado los cielos”, puntualiza el Credo de San Pablo VI.