El sábado 25 de mayo, 29 diáconos del Opus Dei se ordenaron sacerdotes en la Basílica San Eugenio en Roma, en una Misa presidida por Mons. Paul Toshihiro Sakai, obispo auxiliar de Osaka-Takamatsu (Japón).
Según informa la Oficina de Comunicación del Opus Dei, en el grupo hay presbíteros de 19 países de los 5 continentes: 9 son de América; entre ellos 6 mexicanos; 11 de Europa, de los cuales 5 son españoles; 4 son de África; 4 son de Asia, entre ellos un chino; y uno es de Oceanía.
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En la basílica, abarrotada por familiares y amigos de los nuevos presbíteros, el obispo explicó que el sacerdote es alguien que vive para los demás: “A partir de mañana, comenzaréis el camino de convertiros no en lo que queréis ser, sino en lo que los que os rodean quieren que seáis”, señaló.
El prelado destacó además que el sacerdote debe ser testigo de Jesús y buen pastor como Él, además de una “buena oveja” que escucha al Señor y lo sigue.
Un regalo especial para los 29 nuevos sacerdotes del Opus Dei
Antes de la Misa de ordenación, el obispo japonés obsequió a todos los ordenandos un burrito de papiroflexia u origami, hecho de papel, una figura que él mismo confección durante su viaje a Roma.
El burro, comentó el obispo en la homilía, es como la oveja y “también oye la voz de su amo con sus grandes orejas”.
Mons. Sakai recordó que, en sus apuntes personales, San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, el santo escribió: “Soy tu borrico, Jesús... Y de tu borrico, Niño Dios, haz cuanto quieras (...) Quiero ser tu borrico paciente, trabajador, fiel”.
El prelado también se refirió a un proverbio japonés “Cuanto más crece un grano de arroz, más se dobla”, lo que quiere decir que “cuanta más experiencia adquieras como sacerdote a partir de ahora más importante es que te vuelvas más humilde. Si eres humilde, darás más fruto”.
En sus palabras a los asistentes a la ordenación, Mons. Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, comentó: “hoy habéis experimentado de manera especial la cercanía de Dios. El sacerdocio es un gran don para vosotros y para toda la Iglesia, y nos anima a poner en práctica lo que nos recomendaba san Josemaría: vivir en un continuo agradecimiento a Dios".
El testimonio de algunos de los nuevos sacerdotes del Opus Dei
El P. Wai Leung Ng nació en en Hong Kong en 1989, hace 35 años. Billy, como lo conocen con cariño al nuevo sacerdote chino, estudió literatura inglesa y pedagogía. Fue profesor de un colegio donde enseñó inglés, ética y religión, donde antes conoció la fe y fue bautizado a los 17 años.
Está haciendo su tesis sobre “La compatibilidad entre los conceptos de la ley natural en el confucianismo y en el cristianismo” porque en su “tierra hace falta mucho apostolado de amistad con personas de otras tradiciones religiosas”. “Os pido oraciones para que esto sea realizado y haga bien mi parte como sacerdote en este proyecto”, agrega.
El P. Alberto Hikaru Shintani es natural de São Paulo (Brasil). Es el quinto de siete hermanos y su familia es originaria de Japón, país al que volvió para estudiar Historia de Japón. Trabajó como investigador en la Japan Society for the Promotion of Science.
“Aunque el joven medio de Japón nunca ha tenido contacto con lo trascendental, te das cuenta de que lo que buscan al final es común: un sentido para su existencia, un amor para su vida, un motivo para levantarse cada mañana”, comentó.
“Pienso que la figura del sacerdote nos puede recordar que la respuesta a todos estos anhelos ya existe, tiene un nombre y tiene un rostro, Cristo; y que, además, toma Él la iniciativa de buscarnos”, resalta.
El trabajo del sacerdote católico es como el del médico
El P. Jaime Hernández nació en México e hizo una especialización en cardiología en España, para luego tratar a personas que padecen de arritmia.
“Veo mi labor como sacerdote en continuidad con mi vocación como médico. Jesús también era doctor, casi todos sus primeros milagros fueron curaciones”, comenta.
“Muchas veces mi trabajo como sacerdote también será curativo, con la gracia del Señor a través de los sacramentos, escuchando, acompañando y dando afecto. Me llena de ilusión poder ayudar a renovar el corazón de las personas para que lata al mismo ritmo que el corazón de Cristo. Este es el anhelo más profundo de cada persona y lo que da un significado al ser humano”, agrega el P. Hernández.
El P. Marcial Núñez es de Paraguay. Antes de ser sacerdote estudió ingeniería electromecánica en la Universidad Nacional de Asunción y se especializó en electrónica.
“La llamada al sacerdocio es un regalo. Todos estamos llamados por Dios para dar fruto allí en dónde nos encontramos, cada uno según su camino. A mí me llamó para hacerlo como sacerdote, con la ayuda y la oración de todos ustedes”, subrayó.
El P. Chinwike Asolibe es nigeriano. El sacerdote afirma que su gran deseo es “que la semilla de la buena nueva plantada por los misioneros en África occidental durante los últimos 150 años arraigue en la vida de tanta gente de Nigeria, para que sean verdaderos portadores del Evangelio”.