En la Audiencia General de este miércoles 22 de mayo, el Papa Francisco reflexionó acerca de una virtud que está en la raíz de la vida cristiana, la humildad, aquella que “nos salva del maligno”.
Al dirigirse a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre precisó que esta virtud “es la gran antagonista del más mortal de los vicios, es decir, la soberbia”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Mientras el orgullo y la soberbia hinchan el corazón humano, haciéndonos parecer más de lo que somos, la humildad devuelve todo a su justa dimensión: somos criaturas maravillosas pero limitadas, con virtudes y defectos”.
Más tarde, resaltó que a menudo surgen en el corazón humano “delirios de omnipotencia, muy peligrosos, y esto nos hace mucho mal”.
Por ello, para liberarnos de la soberbia, el Santo Padre invitó a “contemplar un cielo estrellado para redescubrir la justa medida”.
“Bienaventuradas las personas que guardan en su corazón esta percepción de su propia pequeñez: estas personas se preservan de un vicio feo, la arrogancia”, explicó.
Según el Pontífice, la humildad “es la base de las que siguen: de hecho, la mansedumbre, la misericordia, la pureza de corazón surgen de ese sentimiento interior de pequeñez. La humildad es la puerta de entrada a todas las virtudes”.
Como ejemplo concreto de humildad, el Papa Francisco propuso a la Virgen María: “la heroína elegida no es una pequeña reina criada entre algodones, sino una muchacha desconocida”.
“Ni siquiera la verdad más sagrada de su vida se convierte en motivo de jactancia. Podemos imaginar que ella también conoció momentos difíciles, días en los que su fe avanzaba en la oscuridad. Pero esto nunca hizo vacilar su humildad, que en María fue una virtud granítica”, subrayó.
El Santo Padre remarcó también “que la humildad lo es todo”, aquello que “nos salva del maligno y del peligro de convertirnos en sus cómplices”, así como “la fuente de la paz en el mundo y en la Iglesia”.
“Donde no hay humildad hay guerra, hay discordia, hay división. Dios nos ha dado un ejemplo de ella en Jesús y María, para nuestra salvación y felicidad. La humildad es la vía y el camino a la salvación”, concluyó.
El Papa Francisco pide por las vocaciones y el fin de las guerras
Al finalizar su catequesis, el Papa Francisco dirigió un especial saludo a los niños que durante este mes de mayo hacen su Primera Comunión. Al dirigirse a ellos, les animó a ver la necesidad de sus coetáneos, que sufren las consecuencias de la guerra.
Asimismo, al saludar a un grupo de novicias presentes en la plaza, el Santo Padre lamentó la escasez de vocaciones que hay en Italia y por ello invitó a los fieles a rezar para que aumenten.
Por último, el Santo Padre afirmó que “tenemos necesidad de paz” y pidió no olvidar a la “martirizada Ucrania, que sufre tanto”, así como a Palestina e Israel. “Que se detenga esta guerra”, aseveró.
También rogó no olvidar a Myanmar y tantos países que sufren conflictos. “Se necesita rezar por la paz en este tiempo de guerra mundial”, aseguró el Papa Francisco.