La Arquidiócesis Primada de México se consagrará al Sagrado Corazón de Jesús en una ceremonia que tendrá lugar el 26 de mayo de este año a las 13:00 horas (hora local) en la Basílica de Santa María de Guadalupe, en la Ciudad de México. 

El anuncio lo realizó el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, el domingo 19 de mayo al finalizar la Misa en la Solemnidad de Pentecostés. 

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El Cardenal Aguiar explicó que la decisión de consagrar la arquidiócesis en la fiesta de la Santísima Trinidad la tomó debido a que la “devoción al Sagrado Corazón es precisamente la expresión del amor de Jesús, y a través de Jesús, de Dios trinidad por nosotros”.

Añadió que, por este motivo, pide “a los sacerdotes y a todos los fieles, que consagremos nuestra vida y, sobre todo, nuestra labor en la arquidiócesis, al Sagrado Corazón de Jesús por intercesión de Santa María de Guadalupe, de San José y de San Miguel Arcángel”.

El Cardenal Aguiar indicó que esta iniciativa surgió a petición de varios grupos de fieles católicos, por lo que le pareció “oportuno, tanto por el final de nuestra asamblea”. 

Del domingo 12 de mayo y hasta el 19 de mayo de 2024 se realizaron los trabajos de la Asamblea Arquidiocesana 2024 convocada para conocer los grandes desafíos de la Iglesia en la Ciudad de México y las acciones que se deben implementar para crecer en su labor evangelizadora desde las parroquias.

¿Cómo consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús?

Santa Margarita María Alacoque escribió esta oración como Acto de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús:

Oh Sagrado Corazón de Jesús, a Ti consagro y ofrezco mi persona y mi vida, mis acciones, pruebas y sufrimientos, para que de ahora en adelante todo mi ser sólo se emplee en amarte, honrarte y glorificarte. Esta es mi voluntad irrevocable, pertenecer enteramente a Ti, y hacer todo por Tu amor, renunciando de todo corazón a todo lo que pueda desagradarte.

Te tomo, oh Sagrado Corazón, como único objeto de mi amor, la protección de mi vida, la prenda de mi salvación, el remedio de mi fragilidad e inconstancia, la reparación de todos los defectos de mi vida, y mi refugio seguro.

 En la hora de mi muerte, sé Tú, Corazón Misericordioso, mi justificación ante Dios Tu Padre, y escóndeme de Su ira que tan justamente me he merecido. Todo lo temo por mi propia debilidad y malicia, pero poniendo toda mi confianza en Ti, Oh Corazón de Amor, espero todo de Tu infinita Bondad. Aniquila en mí todo lo que pueda desagradarte o resistirte. Imprime tu amor puro tan profundamente en mi corazón que nunca te olvide ni me separe de ti.

Te suplico, por Tu Bondad infinita, concede que mi nombre sea grabado en Tu Corazón, porque en esto pongo toda mi felicidad y toda mi gloria, para vivir y morir como uno de Tus siervos devotos. Amén.