Unas 300 personas, entre ellos varios médicos y enfermeras, han pasado en Colombia por los retiros del Viñedo de Raquel – María de Nazareth para lograr su sanación espiritual a través del encuentro con el Señor Jesús.
El Viñedo de Raquel es uno de los más grandes apostolados a nivel mundial que trabajan por la reconciliación espiritual y psicológica de las personas que experimentaron o participaron de un aborto. Fundado por la doctora Theresa Burke en Estados Unidos, sus retiros se ofrecen ahora en diócesis de unos 90 países y en 33 idiomas.
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En Colombia una de estas diócesis es Engativá, donde el Viñedo de Raquel – María de Nazareth cuenta con el respaldo del Obispo, Mons. Francisco Antonio Nieto.
Bajo la coordinación de Miryam Fernández de Tarquino, el Viñedo de Raquel – María de Nazareth, dirigió su primer retiro en febrero de 2016 y desde entonces ha ayudado a reconciliarse a jóvenes y personas mayores no sólo de Bogotá, sino también de otras ciudades de Colombia e incluso de otros países.
“Hemos tenido médicos. Tenemos un médico que confesó haber practicado entre México y Colombia más o menos 600 abortos. Este doctor llegó terriblemente a nuestro retiro, pero fue mucha la sanación y liberación”, explicó Miryam Fernández a ACI Prensa.
Añadió que también han asistido “enfermeras que han confesado haber apoyado o asistido abortos, y ahora son personas liberadas, y ahora muchas de ellas pertenecen a otros grupos católicos”.
De acuerdo a las cifras —con excepción de 2020 cuando no hubo retiros por la pandemia—, entre el 2016 y 2023 el 13,6% de los participantes han sido hombres y el resto mujeres.
¿Quiénes y cómo llegan al Viñedo de Raquel?
De acuerdo a la experiencia del Viñedo de Raquel – María de Nazareth, los retiristas muchas veces llegan gracias al “voz a voz”, de participantes que recomiendan los retiros y los anuncios en las parroquias, tal como explica Ana Cecilia Becerra de Gómez, una laica de la Legión de María que desde hace tres años trabaja en este apostolado de sanación.
Como explican Ana Cecilia Becerra y el diácono permanente Efraín Aguirre, se trata de personas que llegan con muchas heridas en sus corazones, incluso algunas desconocen que al haber participado de un aborto han cometido un pecado grave.
Una de las mujeres que asistió al retiro —y cuyo testimonio posterior fue compartido con ACI Prensa —, relató las consecuencias de haber vivido en una familia disfuncional y de haber sufrido violaciones desde los tres años. Al “mendigar amor” se involucró con varios hombres, intentó suicidarse y cometió varios abortos.
“La persona entra con su corazón un poco atribulado, casi que no sabe a qué va”, indica el diácono permanente, encargado desde octubre de 2018 de asistir en la parte espiritual y conseguir los sacerdotes que requieren los retiros.
Entonces, explica Efraín Aguirre, “esta persona se cuestiona: ‘Tengo un aborto y eso me está matando, en el sentido de que no estoy libre y no puedo comulgar’”, reconociendo que su relación con Dios está fracturada.
“Una operación de corazón abierto”
El equipo de trece personas del Viñedo de Raquel – María de Nazareth incluye psicólogas, una asesora espiritual, expertos en problemas familiares, al diácono permanente y de otras profesiones y oficios, todos comprometidos en dar un acompañamiento integral que permita a los participantes arribar a la reconciliación con Dios y con ellos mismos.
Por ello, Ana Cecilia Becerra asegura que cada retiro “es una cirugía de corazón abierto”, pues a través de un seguimiento personalizado —máximo se permiten de 22 retiristas— muestran la misericordia de Cristo.
En ese sentido, señala que en este proceso de tres días, que pasa por las etapas de conversión, sanación y liberación, “el Santísimo es algo primordial. Desde que entramos al retiro está la exposición del Santísimo. Hay adoradoras delante de Cristo Eucaristía para orar por los retiristas y por los servidores, y por la familia de la congregación” que los acoge.
“Ante el Santísimo suceden milagros. Creemos que es Dios quien nos está acompañando en ese retiro. De hecho, hay sanaciones y liberaciones fuertes”, comparte. Además, asisten sacerdotes para administrar el sacramento de la Reconciliación.
Entonces, añade el diácono permanente, la persona “sale del encuentro convertido, sanado y con una nueva espiritualidad porque ha cambiado su relación con Dios. Ahora está arrepentido, ha cambiado y ya puede comulgar. Ya sabe que su corazón y su conciencia están limpias”.
Salir a una vida nueva
Teniendo en cuenta que al salir del retiro cada participante volverá a su vida cotidiana, con las dificultades que eso conlleva, los miembros del Viñedo de Raquel – María de Nazareth llevan a cabo una labor de seguimiento espiritual y psicológico.
Para ello se crean grupos de WhatsApp para mantener el contacto. Además se les invita al rezo del Rosario con sus familias el último fin de semana de cada mes, así como a ver películas con contenido que los sigan enriqueciéndolos como personas.
Sobre el aspecto psicológico, Angie Fuentes, del equipo de psicólogas del Viñedo de Raquel – María de Nazareth, aclara que más que recuperación de la persona, “es más adecuado hablar de reconciliación”.
“Uno como psicólogo dice: recuperar significa recibir algo que fue quitado. Entonces difícilmente habrá esa sensación de recuperación porque fue un aborto y ya no se recuperará al bebé. Es más adecuado hablar de reconciliación, de reparación. Yo reconcilio con los demás, conmigo mismo y reparo lo hecho. Esto puede tardar meses o años, pero aunque parezca imposible, llega”, afirma.
La psicóloga indica que entre las cosas “que ayudan en el proceso de reconciliación está el apoyo externo”, que incluye al entorno más cercano del retirista. En ese sentido, también recomienda a las personas que sufrieron las consecuencias del aborto y buscan reconciliarse, “no evitar las emociones, porque hay una reparación espiritual ahí también. Y no pasar la página porque esto es un proceso y hay que crear un conjunto de recursos psicológicos y espirituales”.
Pero los retiros de fin de semana no serían posible sin la ayuda de personas que suelen pasar desapercibidas y que, sin embargo, su labor es requerida para lograr los objetivos.
Una de ella es Gloria Isabel Herrera, colaboradora desde hace siete años y la encargada de asegurarse detrás de “bastidores” de que las actividades del retiro se desarrollen sin inconvenientes.
También está Jorge Vega, técnico electrónico que en agradecimiento colabora en todo lo que se necesite, desde transportar personas y materiales hasta ayudar con los equipos. Jorge asistió al retiro hace unos seis años
“Entré al retiro más por conocer, aunque no veía muchas posibilidades de que mis problemas se sanaran, pero al tercer día, cuando salí, mis familiares y amigos notaron el cambio. Uno se siente más radiante, la mirada más expresiva, la alegría en el rostro. A raíz de eso mi vida cambió totalmente”, afirma.
Las personas que deseen asistir o colaborar con el Viñedo de Raquel – María de Nazareth, pueden comunicarse con Myriam Fernández al correo electrónico miryamf52@hotmail.com.