El Papa Francisco escribió un mensaje dirigido a los participantes en el congreso internacional sobre el Deporte y la Espiritualidad, a quienes recordó la “gran responsabilidad” educativa que tienen los adultos.
En el marco de los Juegos Olímpicos de París 2024, el Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano y la Embajada de Francia ante la Santa Sede organizan conjuntamente una conferencia internacional sobre deporte y espiritualidad con el título “poner la vida en juego”.
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En su mensaje, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede este 16 de mayo, el Papa Francisco recordó que el apóstol Pablo “comparó más de una vez la vida espiritual con una actividad competitiva, en particular la carrera, cuyo premio es Cristo mismo”.
El Pontífice resaltó que el deporte está adquiriendo “un papel cada vez más importante en la sociedad, configurando la vida cotidiana de muchas personas”.
Para el Papa Francisco, el deporte es una forma de pasar el tiempo libre “que despierta intereses y oportunidades de encuentro, agrega, crea comunidad, dinamiza la vida de forma ordenada y promueve los sueños, especialmente en las generaciones más jóvenes”.
Por ello, defendió la necesidad de una pastoral del deporte y de la educación en los auténticos valores de la competición, “purificados de egoísmos e intereses meramente materiales”.
En esta línea, remarcó que es importante “que la Iglesia reflexione sobre la experiencia deportiva y la valore adecuadamente en su acción evangelizadora”.
Recordó que algunos pronunciamientos pontificios recientes han enriquecido la reflexión de la Iglesia sobre el deporte, “situándolo en su horizonte humano, advirtiendo contra los riesgos de deshumanización y corrupción, y promoviéndolo como lugar privilegiado de encuentro entre las personas y de fraternidad entre los pueblos”.
En este contexto, subrayó que la Conferencia sobre Deporte y Espiritualidad pretende pensar “el deporte más allá del deporte”.
A continuación aconsejó a los participantes a que en el deporte nunca se pierda el espíritu “amateur”, que preserva su autenticidad.
Y este estilo, según el Santo Padre, está “estrechamente ligado a la calidad de la vida espiritual de quienes componen el entorno deportivo: dirigentes, entrenadores, técnicos y deportistas”.
En este sentido, subrayó la “gran responsabilidad educativa de los adultos: su conciencia, formada en valores humanos, es decisiva para dar vida a ambientes deportivos sanos y formativos, impidiendo toda actitud ‘deseducadora’ y toda forma de abuso, especialmente en perjuicio de los menores y de los más vulnerables”, concluyó.