Mediante un decreto, el Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Mons. García Cuerva, compartió algunas indicaciones con el propósito de “proteger el signo eucarístico manifestado en la parroquia Santa María”, de la capital argentina.

Se trata de los milagro eucarístico que ocurrió en los años 1992, 1994 y 1996, este último mientras la Arquidiócesis de Buenos Aires se encontraba bajo el gobierno pastoral de Mons. Jorge Mario Bergoglio (hoy Papa Francisco). Fue él quien ordenó iniciar una investigación luego de que una hostia, que había caído al suelo y fuera colocada en un envase para disolver, se transformara en sangre a los 10 días.

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En el año 2000, el Dr. Ricardo Castañón Gómez, experto en tejidos, encontró que las muestras tenían piel humana y glóbulos blancos; en 2003, afirmó que el tejido era el de un corazón inflamado, lo que significa que "la persona a la que pertenecía debe haber sufrido mucho".

En 2005, un científico de la Universidad de Columbia identificó el tejido como del corazón, particularmente el ventrículo izquierdo, y lo etiquetó como tejido vivo que provenía de una persona que sufre.

En su decreto, Mons. García Cuerva comunica la implementación de medidas para proteger el signo eucarístico. 

En primer lugar, solicita a quienes posean fragmentos del Santísimo Sacramento que constituyen el llamado “signo eucarístico” devolverlo a la parroquia Santa María “a la brevedad posible”.

Por otra parte, informó que los fragmentos de hostias consagradas en las que se produjo el signo solamente podrán ser veneradas en esa parroquia, y que la difusión del signo se realice también desde allí.

Las formas eucarísticas “no podrán salir de la parroquia” sin indicación expresa del arzobispo.

Además, el párroco pro tempore de Santa María es designado custodio del signo eucarístico, y para cualquier iniciativa deberá reportarse al vicario general de la Arquidiócesis de Buenos Aires, dispuso.