Este viernes 10 de mayo falleció en Málaga el catequista itinerante Rafael Benítez, uno de los responsables del Camino Neocatecumenal en las Diócesis de Málaga y Guadix y la Archidiócesis de Granada, quien, junto a su esposa, Paloma Campos, tuvo 19 hijos.
Los miembros del equipo internacional del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, Ascensión Romero y el P. Mario Pezzi, afirman que “ha muerto como un santo”, según trasladan desde esta realidad eclesial a ACI Prensa.
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Cuando se casaron, Rafael tenía 20 años y Paloma, 17. Pasaron algunas dificultades, llegaron a plantearse la separación e incluso llegaron a dormir fuera del domicilio conyugal en Castellón, donde residían.
En un testimonio de los muchos que ofrecieron a lo largo de la vida, Paloma, fijándose en el episodio evangélico de las Bodas de Caná, recordaba que “al poco tiempo de casados se nos terminó el vino, es decir, la fiesta”.
Pero la fe católica y la comunidad del Camino Neocatecumenal en la que habían ingresado poco antes, les dio la fortaleza para afrontar la vida con una mirada providente que, a juzgar por el número de hijos está muy por encima de la media.
“La Palabra de Dios nos fue recreando, experimentamos el poder querernos de verdad, aprendimos a perdonarnos porque vimos cómo Él nos perdonaba, y así nuestra vida cambió y conocimos la fiesta verdadera en nuestro corazón”, detallaba Paloma.
A principios de los años 80 se desplazaron a Málaga donde comenzaron su labor misionera en la Parroquia de San Antonio María Claret. 40 años después, forman parte del equipo de catequistas itinerantes de las diócesis de Málaga y Guadix y de la Archidiócesis de Granada, que han informado de su muerte a través de sus sitios web.
Los equipos de catequistas itinerantes “están formados normalmente por un presbítero, un matrimonio y un célibe; o un presbítero, un célibe y una célibe”, según se detalla en el sitio web del Camino Neocatecumenal.
A lo largo de los años, han transmitido la fe a sus hijos (entre los que hay algunos casados y otro que es sacerdote) “en cualquier momento, tomando ocasión de los hechos que acontecen cada día. Intentamos hacer a Dios presente porque creemos que Él camina con nosotros, como lo hizo con el pueblo de Israel en el desierto”, según explica Paloma Campos.
"Los hijos se pasan el día preguntando y pidiendo. Y yo soy una especie de enorme oído"
En una entrevista publicada en el año 1995, cuando estaban esperando el decimosexto de sus hijos, Rafael explicaba cómo afronta la cuestión de la apertura a la vida en el matrimonio: “Partimos de una base. Así se lo digo a mi esposa, Paloma. ¿Qué es el matrimonio sino donación? No es complacerse egoísticamente, sino entregarse al otro. El fruto de esta entrega son los hijos. No es cuestión de cifras, ‘vamos a tener X hijos’, sino de ver cada caso en concreto, porque cada hijo es único, es una historia distinta, con sus propias e irrepetibles circunstancias. Es muy sencillo. . . Para mí es tan claro como el cristal de Bohemia. . . estamos aquí para hacer la Voluntad de Dios”.
Preguntado por su labor de padre, explicaba: “Paloma gobierna la casa, yo dirijo el tráfico. No es un chiste. Dirigirlos es estar encima de ellos, reunirlos en grupos para darles instrucciones, y escucharlos, sobre todo escucharlos. Los hijos se pasan el día preguntando y pidiendo. Y yo soy una especie de enorme oído. No es sólo mantenerlos o educarlos. Es algo más. Tener hijos es darles la vida y dar tu vida, porque cada hijo se te come”.
Hace 10 años, con motivo de la llamada “Gran Misión” desarrollada por el Camino Neocatecumenal con motivo del Año de la Fe, Rafael Benítez afirmaba: “El anuncio del Evangelio ayuda a todo el mundo y es para todo el mundo. La persona que lo anuncia tampoco está totalmente convertida. El propio anunciador es el primer beneficiado del anuncio del Evangelio. Por tanto, a cualquiera que escuche esta Palabra le puede ayudar, ya sea alguien que asiste con cierta frecuencia a Misa, ya un alejado de la Iglesia”.
Hace algunos años, junto a sus hijos, esta familia protagonizó un vídeo en el que se explica cómo las familias del Camino Neocatecumenal rezan los Laudes.