En este Día de la Madre 2024, el Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier del Río Alba, animó a las mujeres a “no dejarse robar” el don de la maternidad que Dios ha reservado para ellas.
En un artículo enviado a ACI Prensa, el prelado peruano señaló: “En este Día de la Madre quisiera que animemos a todas las mujeres a no dejarse robar el don tan bello de la maternidad que Dios ha reservado para ellas”.
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Asimismo animó a que “promovamos que el Estado y la sociedad lo defiendan y custodien siempre; porque, ciertamente, aún queda mucho por hacer para que el ser madre no comporte una discriminación sino que sea debidamente valorado por todos”.
Mons. del Río destacó además que en el Día de la Madre “se renueva ese sentimiento de gratitud hacia la mujer que nos concibió, nos llevó en su seno a lo largo de los nueve meses de gestación, nos brindó los primeros cuidados en la infancia y con la cual desde el inicio de nuestra vida establecimos una relación única e irrepetible”.
“Damos gracias, pues, a las mamás que nos dieron a luz y también a aquellas que tal vez no nos gestaron pero que, por diversas razones, han ocupado su lugar y asumido el rol materno que es tan necesario para la adecuada maduración de los hijos”.
El Arzobispo resaltó asimismo que “la madre es la primera persona con la que el hijo experimenta la gratuidad del amor. Es también quien lo introduce en el mundo de las relaciones humanas y en el proceso de integración en la familia y la sociedad, y la que, con su genio femenino como lo llamó San Juan Pablo II, influye de modo peculiar en el desarrollo de su autoestima y la conformación de su personalidad”.
La palabra del Papa Francisco sobre la maternidad
El prelado recordó luego lo que escribió el Papa Francisco en Amoris laetitia en 2016: “El debilitamiento de la presencia materna con sus cualidades femeninas es un riesgo grave para nuestra tierra”.
“Valoro el feminismo cuando no pretende la uniformidad ni la negación de la maternidad; porque la grandeza de la mujer implica todos los derechos que emanan de su inalienable dignidad humana, pero también de su genio femenino indispensable para la sociedad”, prosigue el Santo Padre.
“Sus capacidades específicamente femeninas –en particular la maternidad– le otorgan también deberes, porque su ser mujer implica también una misión peculiar en esta tierra, que la sociedad necesita proteger y preservar para el bien de todos”, añade el Pontífice.