En el Día de las Madres de México, que se celebra este 10 de mayo, la Iglesia Católica en el país felicitó y reconoció a todas las mujeres por su admirable “entrega y fortaleza”.
Por medio de un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) destacó el “genio femenino” que proveen las mujeres en sus hogares, el cual “permite a cada niño, adolescente y joven hacer experiencia de la generosidad, de la lógica del don y de la gratuidad”.
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Los prelados reconocieron que “en estos tiempos complejos”, el “aliento, ternura y cariño” de cada madre, es fundamental “para la niñez, así como para la sociedad en su conjunto”.
Finalmente, la CEM indicó que ante el hecho de que este mes de mayo se vive en medio de una contienda electoral, es importante que “hagamos de este momento cívico, todo un acontecimiento educativo, de diálogo, madurez y servicio”.
“Dios tiene rostro materno”
Por su parte, la Dimensión Episcopal de Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (DIFAM) emitió un mensaje en el que destacó la capacidad de las madres de “amar a sus hijos con entrega oblativa, hasta olvidarse de sí mismas, para hacerse ofrenda viva e incondicional por los hijos de sus entrañas”.
“Por eso –indica el mensaje– se dice que Dios tiene rostro materno”.
En este contexto, la DIFAM reconoció el “el amor maternal como uno de los mejores y más perceptibles reflejos del amor divino y de sus más diáfanas expresiones”.
Además, la Iglesia resaltó “los valores que se viven y transmiten en el seno de las familias, desde aquellos primeros gestos de devoción que las madres enseñan a sus hijos”. Estos valores incluyen “el amor, la fraternidad, la convivencia, la libertad y el compartir solidario, así como el respeto y el cuidado del otro”.
El mensaje también calificó el aporte de las mujeres a la sociedad como “indispensable”, destacando su colaboración con su “sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones”.
En medio de la celebración, la Iglesia Católica no dejó pasar por alto la realidad de la “violencia contra las mujeres”, condenando “el fenómeno del feminicidio” y el aborto “entre las formas de violencia ejercidas contra las mujeres”.