El Papa Francisco advirtió hoy que “las inversiones que más ingresos dan son la fábrica de armas y los anticonceptivos: una destruye la vida, la otra impide la vida”.
Este viernes 10 de mayo, el Papa Francisco ha intervenido en el evento “Estados Generales de Natalidad” sobre la crisis demográfica en Italia, donde la tasa de natalidad ha alcanzado mínimos históricos.
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Durante su discurso esta mañana en el Auditorium Conciliazione, en los alrededores del Vaticano, el Santo Padre aseguró que la natalidad es un tema que le toca muy de cerca. Por ello, reflexionó sobre la necesidad de fomentar la natalidad “con realismo, previsión y valentía”.
“Las casas se llenan de objetos y se vacían de niños”
En cuanto al realismo, recordó que hace unos años se se presentaba a los seres humanos “como si fueran problemas” y no faltaban estudios “que alertaban sobre el número de habitantes de la tierra, porque el nacimiento de demasiados niños crearía desequilibrios económicos, falta de recursos y contaminación”.
A este respecto, el Papa Francisco remarcó que “la vida humana no es un problema, es un don”, y defendió que en la raíz de la contaminación y del hambre en el mundo “no están los niños que nacen, sino las elecciones de quienes sólo piensan en sí mismos, el delirio de un materialismo desenfrenado, ciego y desenfrenado, de un consumismo que, como un virus maligno, mina de raíz la existencia de las personas y de la sociedad”.
“El problema no es cuántos somos en el mundo, — subrayó —, sino qué tipo de mundo estamos construyendo, ese es el problema; no son los hijos, sino el egoísmo, que crea injusticias y estructuras de pecado, hasta entretejer interdependencias malsanas entre los sistemas sociales, económicos y políticos”.
Según el Pontífice, el egoísmo “nos hace sordos a la voz de Dios, que ama primero y enseña a amar, y a la voz de los hermanos que están a nuestro lado; anestesia el corazón, nos hace vivir de las cosas, sin entender para qué; nos induce a tener muchos bienes, sin saber hacer el bien”.
“Y las casas se llenan de objetos y se vacían de niños, convirtiéndose en lugares muy tristes”, lamentó a continuación.
Como en ocasiones anteriores, el Pontífice advirtió que en los hogares no faltan mascotas, pero faltan niños. “El problema de nuestro mundo no son los niños que nacen: es el egoísmo, el consumismo y el individualismo, que hacen que la gente se sacie, se sienta sola e infeliz”.
Lamenta las inversiones en la fábrica de armas y los anticonceptivos
Más tarde, el Santo Padre afirmó que “el número de nacimientos es el primer indicador de la esperanza de un pueblo”. Advirtió que en Italia la edad media es de 47 años, lo que supone que el país “está perdiendo progresivamente la esperanza en el mañana, como el resto de Europa”.
Lamentó que “el Viejo Continente se está convirtiendo cada vez más en un continente viejo, cansado y resignado, tan ocupado en exorcizar la soledad y la angustia que ya no sabe saborear la verdadera belleza de la vida en la civilización del don”.
En esta línea, el Pontífice advirtió que “las inversiones que más ingresos dan son la fábrica de armas y los anticonceptivos. Una destruye la vida, la otra impide la vida. Y éstas son las inversiones que dan más ingresos. ¿Qué futuro nos espera? ¿Por qué no se puede detener esta hemorragia de vida?”, preguntó con indignación.
Propone opciones serias a favor de la familia
El Santo Padre también apoyó una mayor previsión e instó al compromiso de todos los gobiernos, especialmente para poner en práctica “opciones serias y eficaces a favor de la familia”.
Como ejemplo, propuso evitar poner a una madre en condiciones de no tener “que elegir entre el trabajo y el cuidado de sus hijos; o liberar a muchas parejas jóvenes del lastre de la precariedad laboral y de la imposibilidad de comprar una casa”.
Más tarde, reiteró la importancia de promover una cultura de generosidad y solidaridad intergeneracional, “renunciando a lo superfluo para dar a los más jóvenes una esperanza en el mañana, como ocurre en muchas familias”.
“No lo olvidemos: el futuro de hijos y nietos se construye también con las espaldas doloridas de años de trabajo y los sacrificios ocultos de padres y abuelos, en cuyo abrazo está el regalo silencioso y discreto del trabajo de toda una vida”.
“Estos son los valores que hay que defender, esta es la cultura que hay que difundir, si queremos tener un mañana”, afirmó.
El Papa Francisco se dirigió también a los jóvenes y les invitó a mantener viva la esperanza a pesar de las dificultades: “No nos resignemos a un guión ya escrito por otros, rememos para cambiar de rumbo, ¡aunque sea a contracorriente!”, les animó.
Los abuelos ayudan al futuro
De este modo, el Santo Padre advirtió que el futuro “no sólo se construye teniendo hijos” e instó a terminar con la cultura que esconde y descarta a los abuelos.
“Esto es un suicidio cultural. El futuro lo hacen juntos los jóvenes y los viejos; la valentía y la memoria, juntos. Por favor, cuando hablemos de la natalidad, que es el futuro, hablemos también de los abuelos, que no son el pasado: ayudan al futuro”, expresó.