En la ciudad de Módica, al sur de la isla italiana de Sicilia, se cerró la fase diocesana de la causa de beatificación del Siervo de Dios Nino Baglieri, quien luego de dejar la amargura por su condición de tetrapléjico se entregó a la misión evangelizadora a través de diversos medios, como el teléfono.
El evento, de acuerdo a la Agencia de Noticias Salesianas (ANS), se llevó a cabo el domingo 5 de mayo en la iglesia Madre de San Pedro, donde se celebró una solemne Eucaristía presidida por Mons. Salvatore Rumeo, Obispo de Noto. En su homilía, el prelado resaltó que justamente un 5 de mayo de 1951 Nino Baglieri recibió el Santo Bautismo “convirtiéndose en cristiano”.
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Sobre el Siervo de Dios, destacó que “la oración para Nino lo era todo: a pesar de sus sufrimientos, como luz que brilla y arde, logró contagiar a los demás con el sentido de la verdadera oración”.
Más adelante, dirigiéndose a Nino, Mons. Rumeo dijo: “Te estamos agradecidos por tu enseñanza evangélica, porque en tu vida vemos el paso de la gracia de Dios que continúa hablándonos de santidad”.
La fase diocesana concluyó con el sello de 8 paquetes que contienen toda la información y testimonios recogidos sobre la vida y obra de Nino Baglieri. Estuvieron también presentes el Noveno Sucesor de Don Bosco, P. Pascual Chávez, y el postulador salesiano, P. Pierluigi Cameroni.
Toda la documentación pasa ahora al Dicasterio de las Causas de los Santos en el Vaticano para su análisis.
¿Quién fue Nino Baglieri?
De acuerdo a los salesianos, Nino nació en Módica en 1951. En su juventud trabajó como albañil hasta que el 6 de mayo de 1968, fiesta de Santo Domingo Savio, a la edad de 17 años, se cayó de un andamio y quedó completamente paralizado.
Luego se sumergió en muchos años oscuros llenos de amargura, moviendo sólo la cabeza.
El Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica señala que a su madre le propusieron aplicarle la eutanasia a su hijo con “una simple inyección” para acabar con su sufrimiento, pero ella respondió: “Mientras yo viva lo cuidaré”.
El Viernes Santo de 1978 algunos integrantes de un grupo llamado Renovación en el Espíritu fueron a su casa a orar por él y en Nino se inició un proceso de conversión, aceptando su cruz y leyendo la Biblia.
Aprendió a escribir con la boca y empezó a redactar sus memorias, así como cartas que enviaba a personas en diversas partes del mundo.
“Gracias a un palo, marca números de teléfono y se pone en contacto directo con muchos enfermos y sus palabras tranquilas y convincentes los consuelan”, indican los salesianos.
Nino ingresó a formar parte de los Salesianos Cooperadores, pero luego decidió ser parte de los Voluntarios con Don Bosco (CDB), varones laicos consagrados que profesan votos de obediencia, pobreza y castidad, viviendo su misión salesiana en sus casas, el trabajo y las cosas cotidianas del mundo.
Nino se caracterizó por anunciar con su testimonio de vida la alegría y la esperanza en el Señor. Tras un largo sufrimiento, que llevó con una sonrisa, partió a la Casa del Padre el 2 de marzo de 2007.
Según su deseo, fue enterrado con zapatillas deportivas porque, como él decía: “en mi último camino hacia Dios podré correr hacia Él”.