El Arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Arguello ha llamado a rescatar el sentido profundo y verdadero de la celebración de la Primera Comunión y a festejarlo con sencillez, sin organizar una “mini boda” que desvirtúe este momento.
En una carta pastoral titulada Rescatar la Primera Comunión, el prelado recuerda que esta celebración, que se realiza de forma típica en el mes de mayo en España, es para los niños que se preparan durante do so tres años, “una iniciación al conocimiento de Jesús” que, resucitado, se hace presente en “algo tan sencillo como un pan sin fermentar”.
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Este acto supone una “iniciación a la Eucaristía del domingo, donde el pueblo de Dios se congrega habitualmente” y al comulgar, detalla Mons. Argüello, nos sabemos “llamados a vivir la caridad, reconociendo al Señor en las personas que están a nuestro alrededor”.
Sin embargo, el prelado advierte que “hemos de vivir una ‘operación rescate’ de la Primera Comunión” porque muchos niños ponen sus expectativas de este día en “una fiesta en la que van a recibir muchos regalos, hasta el punto de que los mismos tapan el gran regalo que es Jesús o le sitúan en un puesto secundario”.
Además, el arzobispo señala que este acontecimiento en la vida de las parroquias, la presencia de la comunidad parroquial “queda extraordinariamente diluida” por la ingente afluencia de familiares invitados.
El también presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), llama a que “no hagamos de nuestras celebraciones una ‘mini boda’, una fiesta exagerada que desvirtúe y devalúe el significado que la comunidad cristiana da al domingo y a la celebración de la Primera Comunión”.
“El legítimo que hagamos fiesta”, ha añadido, pero situada “en el seno de la comunidad cristiana, con la sencillez propia de una fiesta que no pone tanto el acento en las cosas externas, en el dinero que gastamos en ella, sino en la alegría de sabernos hermanos convocados por Jesús a la Eucaristía, congregados por él entorno a la mesa y enviados para anunciar la buena noticia”.