El Patriarca Latino de Jerusalén, Cardenal Pierbattista Pizzaballa, afirmó que es necesario primero “trabajar por un alto al fuego”, para luego avanzar en la construcción “de otras perspectivas políticas”, que permitan alcanzar la paz entre Israel y Hamás.
Por medio de una lectio magistralis, organizada por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, el Cardenal Pizzaballa se refirió a los caracteres y criterios necesarios para una pastoral de la paz. El evento tuvo lugar un día después de su toma de posesión cardenalicia de la parroquia Sant'Onofrio en Roma.
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“Una paz verdadera y duradera llevará mucho tiempo”, manifestó el patriarca. Además, remarcó que las perspectivas políticas que son necesarias para que ambos bandos lleguen a un acuerdo “están [aún] por construir, están un poco en el aire”.
Según el Cardenal Pizzaballa, encontrar caminos y perspectivas de paz será muy complicado mientras continúe el conflicto.
Asimismo, apoyó la liberación de rehenes israelíes y la de “al menos algunos” prisioneros palestinos, como un gesto de buena voluntad y de acercamiento entre ambos bandos. “Entonces después se verá”, señaló.
“Lo que está sucediendo en Tierra Santa es una tragedia sin precedentes”, afirmó. “A la gravedad del contexto militar y político, que se deteriora cada vez más, se suma el contexto religioso y social”, agregó.
Para el patriarca, sí existen elementos esperanzadores pero expresó que hay “reconocer con realismo que se trata de realidades de nicho y que el panorama general sigue siendo muy preocupante”.
La paz en Tierra Santa, comenta, parece lejana y utópica. Precisó que para alcanzarla siempre hay que arriesgarse y que “hay que estar dispuesto a perder el honor, a morir como Jesús”.
Para el Cardenal Pizzaballa, es importante tener presente que —especialmente en Medio Oriente— la paz “no es la supresión de las diferencias, la anulación de las distancias, pero tampoco es una tregua o un pacto de no beligerancia garantizado por pactos y muros”, sino “una obra en curso” que está siempre “inscrita en el contexto de una sociedad multirreligiosa y multicultural”.
“La paz necesita el testimonio de gestos claros y fuertes por parte de todos los creyentes, pero también necesita ser proclamada y defendida con palabras igualmente claras”, añadió.
El Patriarca Latino de Jerusalén indicó que el liderazgo religioso tiene un papel fundamental que jugar para conseguir el fin de la violencia en la región, siendo una esencial “voz libre y profética de justicia, derechos humanos y paz”. Las religiones, prosigue, no deben convertirse “en gasolina arrojada al fuego” ni pueden prestarse a la lucha política.
El Cardenal Pizzaballa remarcó la necesidad de que los bandos revisen sus relaciones históricas, para que las heridas colectivas del pasado no sigan siendo una carga que impida el perdón, indispensable para alcanzar una paz duradera. Esta reflexión, añade, es un proceso que puede llevar mucho tiempo.
Sobre esto, precisó que “el perdón no puede separarse de otras dos palabras: verdad y justicia”, que además surgen del amor al prójimo.
Por último, hizo referencia a los cristianos afectados por la guerra. El número de fieles refugiados actualmente en las parroquias de Gaza es de 462 personas en la parroquia latina y 208 en la parroquia ortodoxa.
En comparación a los primeros meses del conflicto, el purpurado indicó que la situación es ahora más tranquila para los cristianos y que ha disminuido la escasez de alimentos gracias al mercado negro, aunque las enfermedades se propagan rápidamente por la falta de medicinas.
El patriarca concluyó su intervención señalando la necesidad de que surjan actores políticos capaces “de hacer gestos en el territorio que construyan la confianza, capaces de opciones valientes por la paz, de negociar reconciliaciones, de aceptar los compromisos necesarios”.
Y añadió que los religiosos no pueden asumir este rol, “aunque las presiones sean cada vez más insistentes. La pastoral de la paz sólo tiene como referencia el Evangelio”, finalizó.