El P. Paul Tatu Mothobi, miembro de la Congregación de los Sagrados Estigmas (estigmatinos) y ex funcionario de comunicaciones de la Conferencia de Obispos Católicos del Sur de África (SACBC), fue asesinado el último fin de semana en Sudáfrica.
Según un comunicado del secretario provincial de la congregación en Sudáfrica, el P. Jeremia Thami Mkhwanazi, el presbítero estigmatino falleció el sábado 27 de abril “después de recibir un disparo”.
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El P. Tatu, natural de la Arquidiócesis de Maseru, en Lesoto, un país del sur de África, servía como misionero en la arquidiócesis sudafricana de Pretoria. Según informes, su cuerpo sin vida fue encontrado con heridas de bala en su automóvil en una carretera que va desde Ciudad del Cabo hasta Beit Bridge, una ciudad fronteriza con Zimbabue.
En un comunicado del lunes 29 de abril, los miembros de la SACBC expresaron sus condolencias, describiendo su asesinato “no como un incidente aislado”, sino recordando el asesinato el 13 de marzo del P. William Banda, nacido en Zambia y miembro de la Sociedad de Misioneros de San Patricio, quien fue baleado en la sacristía de la Catedral de la Santísima Trinidad en la Diócesis de Tzaneen, en Sudáfrica.
“El P. Tatu trabajó durante varios años como funcionario de medios y comunicaciones de la SACBC con dedicación; estamos entristecidos por su trágica muerte. Extendemos nuestras condolencias a la congregación estigmatina, a la que pertenecía, y a su familia”, señalaron los obispos de Botsuana, Eswatini y Sudáfrica en el comunicado.
“Cabe señalar que la muerte del P. Paul Tatu no es un incidente aislado, sino más bien un ejemplo angustioso del deterioro del estado de seguridad y moralidad en Sudáfrica”, añadieron los líderes de la Iglesia.
Los miembros de la SACBC lamentaron el asesinato de ambos sacerdotes, “que ocurre en medio de crecientes preocupaciones sobre el creciente desprecio por el valor de la vida, donde las personas son asesinadas sin motivo”.
Nacido en 1979 en Teyateyaneng, una ciudad en el distrito de Berea, en Lesoto, el P. Tatu se unió a los estigmatinos en 1998. Estudió filosofía en la Casa de Estudios San Francisco en Pretoria de 1999 a 2000 y se trasladó a Botsuana para su noviciado.
Antes de sus estudios teológicos, el difunto sacerdote se tomó un año libre de formación sacerdotal para vivir con y enseñar a mineros en el Estado Libre de Sudáfrica. Más tarde reanudó sus estudios, uniéndose al Seminario San Juan Vianney de Pretoria, administrado por los estigmatinos, para cursar teología. Fue ordenado sacerdote en 2008.
Los estigmatinos luego lo enviaron a Tanzania como misionero, donde cursó estudios de medios y comunicación en la Universidad de San Agustín de Tanzania de la Conferencia Episcopal de Tanzania.
El P. Tatu también colaboraba con ACI África, agencia del grupo ACI en África, más recientemente ayudando con una historia del 9 de abril sobre una iniciativa para abordar la adicción a las drogas en la juventud.
En el comunicado del 29 de abril, los obispos subrayaron la necesidad de que las autoridades en Sudáfrica protejan la vida humana.
“En nombre de los obispos, hago un llamado a todas las personas responsables de estos asesinatos para que se abstengan de pensar que pueden hacer lo que quieran con la vida de las personas. La vida pertenece a Dios y nadie tiene derecho a quitarla como le plazca”, prosigue el comunicado.
Los obispos lamentaron la falta de ley y orden en Sudáfrica, dirigiéndose al gobierno del presidente Cyril Ramaphosa: “Señor Presidente y Ministro de Policía, hay una impresión creciente entre los sudafricanos de que los criminales están asesinando libremente a los ciudadanos sin temor a las consecuencias”.
“La terminación deliberada de la vida de una persona afecta no sólo a la persona asesinada sino a toda una red de relaciones de esa persona. Matar a una persona trae dolor y miseria a muchas personas”, continuó el comunicado de la SACBC.
Además, instó al gobierno a implementar “medidas inmediatas y efectivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos respetuosos de la ley que trabajan arduamente para mantener a sus familias y para nuestros sacerdotes católicos que pasan sus vidas sirviendo al pueblo de este país”.
“Les pedimos que hagan del bienestar y la seguridad de nuestro pueblo una prioridad máxima. Como Iglesia, estamos a su disposición para discutir y desarrollar estrategias para detener el asesinato de personas inocentes, que ahora se está convirtiendo en una pandemia en este país”, concluyeron.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI África.