El Consejo de Rectores de los colegios católicos de la Arquidiócesis de Concepción (Chile) pidió dejar sin efecto la disposición que obligaría a los establecimientos educativos a promover una “educación no sexista”, reafirmando el compromiso de sus escuelas por asegurar ambientes de aprendizaje respetuosos, seguros y sin discriminación.
Los firmantes son una red de 32 colegios confesionales católicos, vinculados a la Vicaría Pastoral de Educación del Arzobispado de Concepción, que brindan su servicio a 33.667 estudiantes, lo que corresponde a un 14% de la matrícula total de las comunidades educativas de la Arquidiócesis.
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Siguiendo lo expresado por los obispos de Chile en una declaración publicada el 23 de marzo de 2024, el Consejo de Rectores manifiesta preocupación porque se haya aprobado una norma por la que “los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán promover una educación no sexista y con igualdad de género y considerar en sus reglamentos y protocolos la promoción de la igualdad y dignidad y derechos y la prevención de violencia de género en todas sus formas”.
La disposición está contenida en el inciso 2 del artículo 12 del proyecto de ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
La ideología de género es una corriente que considera que el sexo no es una realidad biológica sino una construcción sociocultural, algo que distintos gobiernos intentan imponer a través de la educación de los niños y jóvenes.
La preocupación de los colegios católicos se fundamenta en el desconocimiento del alcance de lo que el Estado entiende por “una” educación no sexista, “que podría interpretarse como enfoque único y excluyente”, advierten.
En consecuencia, consideran “riesgoso” que se legisle de forma obligatoria sobre “aspectos en los que la familia tiene el deber y el derecho de decidir, sobre todo porque es ella quien asume la responsabilidad de poner en las manos de una institución católica la educación religiosa y formación moral a los hijos: derecho que no puede ser cancelado por el Estado, antes bien debe ser respetado y promovido”, según lo indica la Constitución.
“Educamos en afectividad y sexualidad con base en la antropología que establece la diferenciación de los sexos como algo bueno, como algo querido por Dios, que nos otorga complementariedad, proyección vital y por tanto fundamento de la familia”, sostienen.
Finalmente, reafirman la certeza de que sus proyectos educativos, fundamentados en principios antropológicos, filosóficos y teológicos, “iluminados por el Evangelio de Jesucristo” y el Magisterio de la Iglesia “son potentes en la construcción de una sociedad inclusiva, fraterna, equitativa y solidaria”.
Por ello, solicitan que “se deje sin efecto una norma que contradice el derecho a la educación y al derecho preferente de los padres de optar por un establecimiento que eduque a sus hijos en coherencia con su fe y creencias”.