Hace unos días, un bebé de un mes identificado sólo como D.M. fue transferido desde un hospital en Inglaterra hacia el Bambino Gesù, el llamado “Hospital del Papa” en Roma, para ser tratado por una dolencia cardiaca, ya que en el primer centro de salud se había resuelto que no podía ser operado.
D.M. nació en Inglaterra, hijo de padre italiana y madre nigeriana, “con una malformación cardíaca muy grave”, según señaló el hospital romano, en información recogida por el diario de los obispos italianos, Avvenire, el 24 de abril.
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La abogada de la familia, Simone Pillon, explicó que “el niño necesitaba una cirugía, pero los protocolos locales” del Bristol Royal Hospital for Children “corrían el riesgo de excluirlo. Entonces el papá recurrió a las organizaciones italianas dedicadas al cuidado de menores y a mi despacho de abogados".
Pillon también fue la abogada en el caso de Indi Gregory, una bebé de ocho meses que padecía una enfermedad terminal y que murió el 13 de noviembre de 2023 al ser desconectada del soporte vital que la mantenía con vida, luego de una decisión judicial contraria a la voluntad de sus padres, en un caso en el que el Bambino Gesù también había ofrecido su asistencia.
De acuerdo al diario italiano, la familia y el centro de salud inglés iban a iniciar una nueva batalla legal —similar a la de bebés como Indi Gregory, Charlie Gard [fallecido en 2017] o Alfie Evans [fallecido en 2018], que murieron tras la negativa de hospitales y tribunales ingleses de dejarlos partir a otros centros de salud como el Bambino Gesù para ser atendidos—, pero finalmente el Bristol Royal Hospital for Children optó por no disputar legalmente la salida del pequeño D.M.
El viaje de D.M. de Inglaterra hacia Roma fue posible gracias a un avión del ejército italiano, y a la acción diplomática de Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia, y otros altos funcionarios.
Al llegar a Roma, explica el Bambino Gesù, el bebé ingresó a la unidad de anestesia y cuidados intensivos tras “una operación inicial combinada de cardiología intervencionista y cardiocirugía para aumentar las posibilidades de supervivencia del niño y mejorar su calidad de vida”.
“Tanto mi esposa como yo tenemos el corazón rebosante de alegría por lo que está sucediendo”, comenta el papá de D.M., quien agradeció todos los esfuerzos realizados por el bien de su hijo.