Esta mañana, el Papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a la comunidad del Seminario de Burgos, en España, donde pronunció una reflexión sobre la vocación sacerdotal y la misión de la Iglesia en tiempos difíciles.

El Santo Padre comenzó su intervención el 27 de abril destacando la diversidad presente en la comunidad del seminario, compuesta por personas de distintas razas, culturas y edades, quienes han respondido “juntos a la llamada de Jesús al sacerdocio ministerial”.

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Asimismo, el Papa celebró el hecho de que los seminaristas se estén formando en una región de España que enfrenta desafíos únicos, a la que describió como “la España vaciada”, haciendo referencia a las zonas rurales despobladas del país.

Recordando un pasaje del Evangelio según San Lucas, el Papa invitó a los seminaristas a reflexionar sobre el propósito de Dios al colocarlos en este lugar. Tomando como referencia las palabras de Jesús a sus discípulos, afirmó: “Jesús me quiere en esta tierra vaciada para llenarla de Dios, es decir, para que lo haga presente entre mis hermanos, para que construya comunidad, construya Iglesia, pueblo”.

El Santo Padre también enfatizó la importancia de la caridad hacia los demás como base fundamental para llevar a cabo esta misión, así como disposición absoluta para ser enviados por el Señor, aun reconociendo las propias limitaciones. Destacó: "Sin caridad a Dios y a los hermanos, sin caminar de 'dos en dos' —como sigue diciendo el evangelista— no podemos llevar a Dios".

El Papa Francisco también exhortó a los seminaristas a confiar en la providencia divina y a despojarse de las “falsas seguridades humanas”, para permitir que el vacío en sus corazones sea llenado al "acoger a Dios y al hermano".

El Pontífice concluyó su discurso deseando la bendición de Jesús sobre los seminaristas y confiándolos a la protección de la Virgen María: “Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.