El P. Omar Sánchez, un sacerdote conocido por su extensa labor caritativa en el sur de Lima (Perú), ha reflexionado sobre el papel de los pastores y los laicos frente a la eutanasia, resaltando la importancia del apoyo espiritual a quienes enfrentan el final de sus vidas.
“Tenemos problemas con pastores en la Iglesia, tenemos problemas con sacerdotes, tenemos problemas con laicos comprometidos que hagan ese trabajo”, señaló el sacerdote en una reciente entrevista con ACI Prensa, en el contexto del fallecimiento de Ana Estrada el 21 de abril, quien se convirtió en la primera persona en acceder a la eutanasia en Perú.
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El Padre Omar, quien dirige hace poco más de un año el centro de cuidados paliativos Misky Maria (Dulce María), el cual atiende a personas en abandono y extrema pobreza en la última etapa de su vida, expresó su deseo de haber tenido la oportunidad de conocer y brindar atención a Ana, “con mucha delicadeza y respeto”.
“No era ir y sólo decirle: ‘Sal, lee la Biblia, reza’, porque eso no funciona así tan fácilmente. Yo decía públicamente en redes sociales o en conversaciones que alguien me contactara con Ana para ir a conversar con ella, porque necesitaba a alguien que le ayudara a dar el paso de fe”, comentó.
El presbítero aseguró que, en casos como los de Ana, quien padeció durante varios años polimiositis, una enfermedad degenerativa e incurable, es fundamental comprender que la vida siempre tiene un propósito que trasciende el aspecto terrenal.
“Debemos reconocer que tenemos una misión que cumplir en esta tierra y que, muchas veces, el sufrimiento no puede ser comprendido racionalmente, sino únicamente a través de una perspectiva de fe. La respuesta es una mirada hacia la vida eterna. Y aunque siempre existe el miedo a lo desconocido, la fe nos ayuda a enfrentar la muerte con esperanza y confianza”, aseguró.
Sin embargo, lamentó que la sociedad moderna está perdiendo este sentido trascendental debido a su búsqueda del placer inmediato y su evasión del sufrimiento. “Entonces, encontrar sentido en el sufrimiento es necesario”, aseguró.
“La labor evangelizadora de la Iglesia Católica es crucial”
El Padre Omar, también director de la Asociación de las Bienaventuranzas, institución con la que sirve a los más pobres en la capital de Perú, recordó las palabras de su mentor y amigo, el P. Julio Carpignano, un sacerdote franciscano capuchino quien le decía “que los problemas de la Iglesia son un problema de pastores y no de ovejas”.
“Con fuerza, inteligencia, sabiduría y la certeza de que Dios nos acompaña, la labor evangelizadora es crucial. Lamentablemente, hemos descuidado esta labor. Tenemos miedo de abordar estos temas [eutanasia, aborto, etc.] públicamente. He conversado con sacerdotes que me han expresado que no les gustaría participar en entrevistas de este tipo”, comentó.
Según el Padre Omar, los pastores de hoy deben “estar dispuestos a ser mártires, a que la gente no nos quiera, a decir la verdad, a no alienarnos porque la verdad es incómoda. Debemos tener fuerza. Esta es la principal forma de hacerlo”.
El presbítero relató una experiencia reciente, cuando compartió con escolares de un colegio la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Después de la reunión, un estudiante le escribió, revelando que, a pesar de no tener creencias religiosas previas, consideraba convertirse al catolicismo tras escucharlo hablar con claridad sobre este tema.
“No soy el ejemplo perfecto, pero este evento reciente me muestra un ejemplo de acción. Esto sucedió esta semana. Entonces, eso es lo que le falta a la Iglesia: pastores valientes que sean capaces incluso de enfrentarse a sus obispos por la defensa de la verdad”, sostuvo.
“Unas palabras a los obispos y sacerdotes. Estamos en época de martirio y no podemos escaparnos del martirio. Nos va a tocar ser perseguidos, ser acusados, ser difamados, ser amenazados de muerte, ser señalados, ser juzgados, ser impopulares. Pero hagámoslo, porque es lo que el mundo necesita y lo que Jesús nos pide hoy. Y esto va para todos los cristianos”, concluyó.
Sobre el centro de cuidados paliativos Misky Maria
Ubicado en el distrito de Lurín, Misky Maria es una institución que opera de manera similar a un hospital, ofreciendo además unidades de cuidados intensivos. Este centro tiene la capacidad de albergar hasta 90 pacientes. En la actualidad atiende a 60 personas que se encuentran en la etapa final de sus vidas.
El cuidado se brinda de manera gratuita y es proporcionado por un equipo multidisciplinario de médicos, enfermeras, voluntarios y sacerdotes.
“El espíritu de esta obra es transmitir la dulzura de María. Yo le digo siempre al personal que trabaja conmigo: ‘Imagínense cómo María atendió a José en sus últimos días, a su esposo San José en sus últimos días’. Por eso San José es patrono de la buena muerte, porque estuvo acompañado de María y de Jesús. Entonces, imagínense eso y esa es la primera atención que les tenemos que dar’”, explicó el Padre Omar.