Giovanni Guida es un joven y católico pintor que para la realización de sus obras utiliza el Grattage, una técnica que consiste en raspar la pintura extendida sobre el lienzo, evocando el rasgado del velo del templo de Jerusalén tras la muerte de Jesucristo.
El versículo 51 del Evangelio de Mateo relata que tras la última expiración de Cristo, “el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron”.
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Esta imagen del templo de Jerusalén rasgado enseña que con su muerte, Jesús es confirmado como único y verdadero templo y como la unión del hombre con Dios.
En conversación con ACI Prensa, el joven artista de 31 años explica que al utilizar la técnica surrealista del Grattage, “se rasga el ‘velo’ de la piel del cuadro, lo que permite ‘desvelarlo’, es decir, deja ver lo que está oculto en la capa inferior, pero permite también asomarse a través de ella”.
Para Guida, que se ha convertido en el italiano más joven en figurar en las enciclopedias internacionales de arte, su fe marca decisivamente su forma de arte, donde se materializa “la búsqueda del yo y de la ‘verdad’ oculta”.
El “rasgado” del lienzo
“La técnica del Grattage — precisa —, consiste en raspar con diversos instrumentos puntiagudos la pintura aún recién extendida sobre el lienzo; el objetivo es raspar, eliminar el pigmento de color (la parte más externa) para animar la superficie y hacer aflorar el color primario de fondo”.
Asimismo, señala a ACI prensa que este procedimiento “parte de la hipótesis de desenterrar pensamientos, deseos, emociones y recuerdos ocultos a la conciencia, haciendo manifiesto su contenido”.
“Luego, se procede con capas de color (‘velos’ muy finos) obteniendo la pulsación de un universo donde la luz nace de la sombra, penetra en ella y luego ‘resucita’, revelando el aliento de una materia cósmica, llevando así al espectador a flotar en un espacio con infinitos horizontes posibles”, señala.
Para Giovanni, quien asegura que su inspiración “viene directamente de Dios”, su obra también identifica “la realidad inmaterial que es el espíritu, al que se reserva la capacidad de convertirse en imagen de Dios”. Además, en la mayoría de sus obras prevalece el color azul del cielo.
“Cuando el ‘velo del templo’ se rasga en dos, de arriba abajo, se produce la veloz irrupción de la Divinidad que se manifiesta a través de una laceración, una herida, un ‘rasguño’, una abertura: es el Absoluto que se abre a lo humano”, precisa.
San Cesáreo, su gran inspiración
El joven artista también revela a ACI Prensa quien es su mayor inspiración: se trata de Santo Cesáreo diácono, mártir de Terracina, “famoso patrón de los emperadores romanos de Oriente y Occidente”.
“Fue un joven que me enseñó a defender a toda costa la dignidad y el carácter sagrado de la vida y nuestra libertad”, subraya.
Según Giovanni, este santo “es un ejemplo a seguir porque, con gran valentía, consiguió cambiar la mentalidad de una ciudad llena de ídolos y oponerse a la barbarie de los rituales paganos apoyados por las autoridades romanas”.
Destaca que “no tuvo miedo de ir a la muerte (encerrado en un saco y arrojado al mar) para demostrar que no hay amor más grande que darse todo a todos y testimoniar la Verdad con la propia vida”.