Al recordar durante la Audiencia General de este miércoles el conflicto que azota Tierra Santa, el Papa Francisco instó a que Israel y Palestina “sean dos estados libres y con buenas relaciones”.
Este 24 de abril, el Papa Francisco renovó su llamado a favor de la paz en el mundo al término de la Audiencia General celebrada desde la Plaza de San Pedro del Vaticano.
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Con un semblante serio y visiblemente preocupado, el Santo Padre recordó a los países en guerra, en concreto a la “martirizada Ucrania, Palestina y Myanmar”.
Reiteró, como en ocasiones pasadas, que la guerra “es siempre una derrota” y denunció que aquellos que más ganan “son los fabricantes de armas”.
A continuación, pidió a los fieles rezar por la paz, especialmente por los jóvenes soldados que “van a morir” en la guerra.
Pidió rezar también por Oriente Medio y por Gaza, “donde se sufre tanto”, al tiempo que instó a que Palestina e Israel, “sean dos estados, libres y con buenas relaciones”.
No es la primera vez que el Papa Francisco apoya la creación de estos dos estados para lograr la paz entre Palestina e Israel, enfrentados desde el 7 de octubre de 2023 con el sorpresivo ataque de Hamás a territorio israelí.
Tras el rezo del Regina Coeli del pasado 14 de abril, el Santo Padre defendió que “ninguno debe amenazar la existencia de otros”.
En este sentido, pidió que “todas las naciones se pongan de parte de la paz y ayuden a los israelíes y a los palestinos a vivir en dos estados, lado a lado, con seguridad”.
Afirmó que la creación de dos “estados vecinos” es el “profundo y lícito deseo” de sus habitantes.
Origen del conflicto
La historia del conflicto entre Israel y los grupos armados palestinos —entre ellos Hamás—, se remonta a varias décadas atrás y tuvo como principal detonante la creación y declaración de independencia del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, en parte del territorio del entonces Mandato Británico de Palestina.
Esto ocurrió luego de la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada en 1947 y que planteaba la creación de dos Estados, uno israelí y otro palestino. Sin embargo, la partición del territorio y el establecimiento de Israel no fueron aceptados por los países árabes.
Así, el 15 de mayo de 1948 soldados egipcios, saudíes, yemeníes, libaneses, iraquíes, transjordanos, sirios, entre otros, invadieron al nuevo Estado, desencadenando la primera guerra árabe-israelí que culminó en julio de 1949 con la victoria de Israel y el aumento de su territorio. Más de 750.000 palestinos fueron desplazados a Gaza y Cisjordania.
Luego vendrían las contiendas de 1956, 1967 y 1973, esta última conocida como la guerra de Yom Kipur o del Ramadán, cuyos cincuenta años se cumplieron el pasado 6 de octubre, un día antes del ataque de Hamás.
Otra de las principales disputas es el estatus de Jerusalén, capital histórica del pueblo hebreo y donde se encuentran no sólo la muralla de lo que fue el Templo de Salomón —el Muro de los Lamentos—, sino también centros sagrados cristianos y musulmanes.
En ese sentido, el conflicto árabe-israelí tiene también una raíz y connotación religiosa.