Bajo el título “La vida de gracia según el Espíritu”, el Papa Francisco introdujo en su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 24 de abril las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad, aquellas que “se reciben en el Bautismo y vienen del Espíritu Santo”.
Según explicó el Papa Francisco, las virtudes cardinales, sobre las que reflexionó en las catequesis pasadas, “forman parte del patrimonio de la humanidad” y ya se practicaban antes de la llegada de Cristo, ya que “existe en el corazón de cada hombre y de cada mujer la capacidad de buscar el bien”.
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Por el contrario, las virtudes teologales representan “la asistencia especial del Espíritu de Jesucristo”. Son aquellas cuyo “gran don es la existencia vivida en el Espíritu Santo”.
“El cristiano nunca está solo”
En este sentido, el Santo Padre subrayó que “el cristiano nunca está sólo” , al tiempo que precisó que hace el bien “no por un esfuerzo titánico de compromiso personal, sino porque, como humilde discípulo, camina detrás del Maestro Jesús”.
Por ello, aclaró que “las virtudes teologales son el gran antídoto contra la autosuficiencia” y aquellas que se viven en relación con Dios y que son “recibidas en el Bautismo y vienen del Espíritu Santo”.
De este modo, advirtió que “la soberbia es un veneno poderoso: basta una gota para echar a perder toda una vida marcada por el bien”.
“Una persona puede haber realizado innumerables obras buenas, puede haber ganado elogios y alabanzas, pero si ha hecho todo esto sólo para sí misma, para exaltarse a sí misma, ¿puede considerarse una persona virtuosa? No”, aseveró el Pontífice.
El Papa Francisco señaló asimismo que “el bien no es sólo un fin, sino también un camino. El bien requiere mucha discreción, mucha amabilidad. Sobre todo, el bien necesita despojarse de esa presencia a veces demasiado dominante que es nuestro ego”.
“Cuando nuestro ‘yo’ está al centro, se arruina todo”, afirmó. “Si cada acción que realizamos en la vida la realizamos sólo para nosotros mismos, ¿es realmente tan importante esta motivación?”, preguntó a continuación el Papa Francisco.
Las virtudes teologales para los momentos de caída
Por último, destacó que para corregir las situaciones que “a veces se vuelven dolorosas”, las virtudes teologales son de gran ayuda.
“Lo son especialmente en los momentos de caída, porque incluso quienes tienen buenas intenciones morales a veces caen. Así como incluso quienes practican la virtud cada día a veces se equivocan: la inteligencia no siempre es lúcida, la voluntad no siempre es firme, las pasiones no siempre se gobiernan, la valentía no siempre vence al miedo”.
Sin embargo, “si abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo, Él reaviva en nosotros las virtudes teologales: entonces, si hemos perdido la confianza, Dios nos reabre a la fe; si estamos desanimados, Dios despierta en nosotros la esperanza; si nuestro corazón está endurecido, Dios lo enternece con su amor”, concluyó el Papa Francisco.